A pesar de contar con recursos suficientes, Arequipa muestra una baja eficiencia en el uso del presupuesto destinado a obras públicas. Los municipios provinciales y distritales solo ejecutaron el 53.3% de su presupuesto de inversión hasta septiembre, dejando más de 4000 millones de soles sin uso. Esta situación exhibe una limitada capacidad de gestión que impacta directamente en el desarrollo de proyectos esenciales para la población.
Gobiernos locales concentran la mayoría de recursos
En Arequipa, casi el 60% de los fondos para inversión pública está en manos de los gobiernos locales. Sin embargo, su ejecución continúa siendo baja, sin llegar al 70% en los últimos años. Este desempeño contrasta con el del Gobierno Regional, que en 2023 alcanzó un 96% de ejecución, según los registros de inversión pública. La diferencia revela que las municipalidades aún enfrentan deficiencias en la administración y ejecución de sus recursos.
La tendencia muestra que la falta de capacidad técnica en los municipios limita la ejecución de obras. Las unidades encargadas de formular y evaluar proyectos presentan retrasos o ineficiencias que impiden avanzar en la inversión. El resultado es una acumulación de fondos sin usar y la postergación de proyectos clave en infraestructura, saneamiento y salud, que continúan pendientes en diferentes provincias de Arequipa.
Arequipa mantiene baja ejecución pese al incremento de fondos
Entre 2021 y 2024, los municipios de Arequipa registraron una ejecución promedio del 70% en inversión pública. Aunque los recursos aumentaron, el gasto no creció en la misma proporción. En 2023, por ejemplo, las municipalidades manejaron casi 2 000 millones de soles para obras, pero cerca de 600 millones quedaron sin ejecutar. Casos como la municipalidad distrital de Yura o la provincial de Castilla ilustran esta tendencia, al no haber gastado buena parte de sus asignaciones.
El Gobierno Regional de Arequipa, por su parte, alcanzó una ejecución del 82% hasta septiembre de 2024, mientras que las municipalidades solo llegaron al 53.3%. Esto significa que más de la mitad del presupuesto sigue sin ser utilizado, y difícilmente podrá ejecutarse en los tres meses restantes del año. El problema no radica en la falta de recursos, Arequipa es la segunda región que más transferencias mineras recibe en el país, sino en la escasa capacidad operativa para convertir esos fondos en obras concretas.
“Hay que tener en cuenta que no es que falte dinero, sino que falta capacidad en lo funcional, falta capacidad en las oficinas de formación y evaluación de proyectos de los municipios” señaló Franco Yngunza, analista de estudios económicos de ComexPer.
La situación evidencia que Arequipa enfrenta un desafío estructural en la gestión de su inversión pública. Aunque dispone de recursos significativos, la baja ejecución presupuestal limita el avance de obras que podrían reducir brechas sociales y económicas en la región. Con el cierre del año próximo, la efectividad de los gobiernos locales y del GRA será clave para revertir una tendencia que, hasta ahora, mantiene paralizado gran parte del desarrollo regional.

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