En el marco del Congreso Internacional “Valoración, planificación y gestión de los centros históricos: presente y futuro global”, realizado en la Universidad Católica San Pablo, el gerente del Centro Histórico de Arequipa, Gabriel Damián, destacó los desafíos que enfrenta la ciudad tras 25 años de su declaratoria como Patrimonio Mundial. Señaló que la prioridad actual es proteger el valor arquitectónico y cultural del centro, pero también recuperar su vitalidad como espacio donde convivan residentes, comercios y visitantes.
Arequipa busca revitalizar su centro histórico
El funcionario explicó que la Gerencia del Centro Histórico, dependiente de la Municipalidad Provincial de Arequipa, trabaja en la conservación y revitalización del patrimonio urbano. Este enfoque busca no solo mantener los monumentos, sino también recuperar calles y espacios públicos para el peatón, siguiendo recomendaciones de la UNESCO sobre el impacto de los vehículos y la contaminación en el sillar, material emblemático de la ciudad.
En ese sentido, destacó que las intervenciones buscan revalorizar el centro histórico como un espacio vivo, donde el turismo y la actividad económica se integren con la protección del entorno arquitectónico. Damián subrayó que “somos una ciudad declarada patrimonio del año 2000” y que estos 25 años representan una oportunidad para reflexionar sobre los avances y retos en la gestión del patrimonio.
“Queremos sensibilizar a la población. Nadie ama lo que no conoce”, afirmó el gerente, al explicar que el trabajo conjunto con universidades y jóvenes busca fomentar el conocimiento y respeto por la riqueza cultural de Arequipa.
Arequipa enfrenta pérdida de viviendas en el casco monumental
Damián advirtió que el Centro Histórico de Arequipa enfrenta una tendencia creciente hacia la comercialización de sus espacios. Explicó que, aunque la ciudad aún no alcanza niveles críticos de despoblamiento, la presencia de negocios ha desplazado a buena parte de los residentes tradicionales. En lugar de viviendas familiares, hoy predominan hoteles, restaurantes y locales comerciales que sostienen la actividad turística.
El objetivo, señaló, es equilibrar la convivencia entre quienes habitan y quienes trabajan en el área monumental para evitar que se repita la situación de otras ciudades donde el casco histórico perdió su función residencial. “La idea es lograr generar espacios de comunicación entre el que vive y el que atiende en comercio”, indicó, remarcando la importancia de mantener al Centro Histórico como un “museo vivo” que conserve su carácter cultural y humano.
El gerente del Centro Histórico destacó que las acciones de recuperación urbana deben complementarse con educación patrimonial desde colegios y universidades. Recalcó que la sensibilización es clave para evitar la destrucción o alteración de casonas históricas. En el año del 25 aniversario de su declaratoria, Arequipa enfrenta el desafío de equilibrar la modernidad y el turismo con la preservación de su identidad arquitectónica, manteniendo vivo el corazón histórico que le dio el reconocimiento mundial.

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