El espíritu navideño tomó un matiz diferente y enriquecedor en las instalaciones de la Biblioteca Regional, donde el proyecto NaviSeñas demostró que la verdadera integración requiere voluntad y aprendizaje. Brenda Quispe Loza, representante de esta iniciativa, explicó que el mensaje central que buscan transmitir a la ciudadanía es la importancia de la inclusión y la visualización de nuevas alternativas de convivencia. Según sus palabras, la actividad destacó por la participación activa de los niños, quienes aportaron su alegría natural y nuevas ideas, lanzándose a participar sin vergüenza alguna para construir un espacio de pertenencia para todos.
El evento logró convocar a un aproximado de 30 personas, entre intérpretes, directivos y estudiantes, marcando un hito al ser la primera vez que este equipo trabaja un proyecto de esta naturaleza en la Biblioteca Regional. Quispe Loza detalló que para esta ocasión invitaron a dos instituciones educativas claves: el Colegio Benigno Ballón Farfán y el centro Polivalente Seba. La dinámica contó con la presencia de diez niños que interpretaron villancicos, acompañados por sus compañeros, intérpretes y el director del Polivalente. Además, la música tuvo un momento especial gracias a un estudiante con autismo del colegio Benigno Ballón, quien deleitó a los presentes tocando la flauta, demostrando que las distintas habilidades enriquecen el escenario cultural.
El reto de una comunicación sin barreras
Organizar NaviSeñas implicó enfrentar desafíos significativos, siendo la comunicación el principal obstáculo a superar para lograr una conexión genuina. La representante del proyecto reconoció que, aunque el trabajo con los niños del Colegio Benigno Ballón Farfán fluyó de manera constante a pesar del cansancio natural de los pequeños, la interacción con el Polivalente Seba presentó una complejidad mayor debido a la barrera del idioma. Esta situación hizo indispensable la presencia de un intérprete para mediar el diálogo, lo que llevó al equipo organizador a una profunda reflexión: la inclusión no se da por sí sola, sino que demanda el esfuerzo consciente de aprender la lengua de señas para entender al otro.
Brenda Quispe confesó que esta experiencia despertó en ella un interés genuino por aprender dicha lengua, pues quedó fascinada por la forma en que los estudiantes perciben y transmiten su visión del mundo a través de sus expresiones y gestos. A diferencia del año anterior, donde trabajaron con discapacidad física y cognitiva, este año el enfoque en la discapacidad auditiva les enseñó que la comunicación no siempre es de tú a tú si no se cuentan con las herramientas adecuadas. A pesar de las dificultades logísticas y el arduo trabajo que requieren estas alianzas, el equipo mantiene la esperanza de replicar esta actividad en el futuro, inspirados por la satisfacción de ver cómo la comunidad responde positivamente cuando se abren espacios de participación real y respetuosa.

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