Arequipa, ciudad conocida por su valor histórico y tradicional, vive desde hace un tiempo, una transición hacia la modernidad. En la última década y media, se han levantado grandes malls que han redefinido el ocio y el comercio local. Pero este breve perfil de la transformación de la idiosincrasia de la ciudad está distanciado de una apología a la comercialización y cultura del consumo.
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