Tras el rechazo que enfrentó en las calles de Juliaca, el periodista y precandidato presidencial Phillip Butters habría buscado un espacio de menor exposición en Arequipa. A diferencia de su recibimiento en Puno, caracterizado por protestas y abucheos de un grupo de manifestantes, su presencia en la Ciudad Blanca se mantendría en un ámbito estrictamente privado y familiar.
Butters cuenta con vínculos personales que facilitan su estadía discreta en la región. Su esposa es de origen arequipeño y su familia posee una propiedad en el distrito de Mejía, lugar al que el comunicador acudiría con regularidad. Este contexto familiar le ofrece un entorno más reservado, alejado de la efervescencia pública que generó su reciente visita a la zona altiplánica.
El contraste con su experiencia en Puno no podría ser más marcado. En Juliaca, Butters fue recibido con consignas de rechazo y lanzamiento de objetos por parte de ciudadanos y familiares de fallecidos durante las protestas de enero de 2023. Los manifestantes recordaron sus declaraciones previas, donde llegó a cuestionar por qué no se había disparado a algunos manifestantes.
Mientras una publicación en una fanpage mencionaba un encuentro con una admiradora en un restaurante del centro de Arequipa. Usuarios locales cuestionaron la intencionalidad de esta información. Lo concreto es que, aprovechando sus lazos familiares, Butters podría permanecer en la región sin necesidad de apariciones públicas que pudieran generar nuevas reacciones.
De la confrontación pública al ámbito privado en Arequipa
La discreta estadía del periodista en Arequipa también se estaría centrada en una reformulación de la estrategia electoral que asumiría a partir de ahora el precandidato presidencial.

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