En Palacio de Gobierno algo está pasando, y es que José Jerí tiene un problema entre manos. Se trata de su historial en redes sociales, de donde han comenzado a emerger auténticas joyitas de lo que parece ser el presidente más turbado de la historia republicana. Usuarios comenzaron a encontrar en los seguidos de Jerí en Instagram a cuentas famosas de la industria del porno como los de la productora Brazzers o las actrices Mia Khalifa y Nicole Aniston. La cosa no pasaría de la anécdota, pero es que con las horas se descubrió que no eran las únicas seguidas de ese tipo.
El rebautizado como “PaJerí” también seguía a cientos de perfiles que subían contenido de mujeres en diminutos atuendos. Durante la mañana, el Instagram del presidente quitó el “me gusta” de miles de cuentas, presumiblemente con contenido sensual y erótico. Mientras que Jerí intentaba acabar, también salieron a la luz sus tweets antiguos, donde soltaba contenido sexista y comentarios de índole sexual. En otras circunstancias todo esto no pasaría de la anécdota, pero sumado a lo que fue la denuncia de violación en su contra, se termina de redondear un perfil, cuando menos, inquietante.
Nefasto.
Dina Boluarte da la cara tras su vacancia y asegura que no piensa moverse del país: “No está en mi más mínimo pensamiento”
Con la frescura que la caracteriza, Dina Boluarte dejó de esconderse y, como quien finge que nada ha pasado, apareció para decir que está “tranquila”. Y eso que ni siquiera terminó su último mensaje al país, todos los canales cortaron la transmisión para pasar, sin miramientos, a la juramentación del nuevo presidente. Pero Dina, como siempre, asegura estar en modo zen.
Tras los rumores antes de su vacancia sobre una posible renuncia, o incluso un viaje “de emergencia” a alguna embajada de Brasil o Ecuador, la expresidenta reapareció diciendo desde su hogar que su conciencia está limpia, que la paz la acompaña y que no tiene por qué irse del país.
“Tan es así que, tras haber vivido siete años en el extranjero, regresé a mi patria porque siempre ha estado en mi corazón servir al Perú. Lo he hecho en mi calidad de presidenta de la República y estoy tranquila con mi conciencia”, declaró con la frivolidad que la caracteriza.
Aunque, claro, tampoco le queda de otra. La Fiscalía ha solicitado un impedimento de salida del país por 36 meses mientras duren las investigaciones en su contra, y sin el blindaje de la famosa investidura presidencial, ahora sí tendrá que responder cada vez que la llamen y entregar la información que se negó a dar hasta el último minuto en Palacio.
La salida de Dina Boluarte representa un pequeño respiro para las víctimas directas de su gobierno. Y aunque su reemplazo no deslumbra precisamente por sus méritos, lo cierto es que la expresidenta empieza a enfrentar, poco a poco, el costo de sus propias decisiones.
Presidenta de México no evitó celebrar la vacancia de Dina Boluarte
Con una sincronía digna de un guion de telenovela política, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum aplaudió el viernes la destitución “por unanimidad” de Dina Boluarte en Perú, mientras repetía el libreto de su antecesor: calificó de “golpe de Estado” la salida de Pedro Castillo y exigió su liberación. La relación entre ambos países ya tenía el hielo suficiente como para congelar cualquier diplomacia: el gobierno de Lima había declarado ‘persona non grata’ a Sheinbaum cuando era jefa de Gobierno de la CDMX, tras sus constantes críticas a una gestión peruana marcada por la represión de protestas.
Por su parte, Boluarte, en su despedida, usó el micrófono para lanzar una indirecta monumental: recordó que fue el mismo Congreso que la desalojó con 122 votos quien antes le entregó la banda presidencial, en lo que parece un ciclo peruano de “te pongo y te quito”. Una situación donde, al parecer, todos tienen un discurso de unidad… mientras se lanzan dardos transnacionales.

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