La metáfora del jugo y la torta

"la homofobia es la máscara más común de una homosexualidad reprimida. En otras palabras, esos padres están proyectando en sus hijos el miedo a reconocer una orientación sexual oculta"

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Esos padres que se desgañitan en contra de la educación sexual en los colegios, o que creen que la homosexualización es un fenómeno posible y real, no son simples trogloditas, como algunos señalan, sino el producto de una sociedad que aborda el tema sexual desde una perspectiva religiosa y que sigue viendo el placer como un pecado. Así las cosas, la necesidad de una educación sexual es, hoy por hoy, más apremiante para esos padres que para sus hijos; pero eso, lamentablemente, aún no se pone en discusión.

“¡No confundan a los niños!”, es el clamor más común de angustiados padres sobre el supuesto peligro que representaría el hecho de que se observen escenas LGTBQ+, en una película animada, por ejemplo; pero, en realidad, la confusión viene de otras fuentes. En primer lugar, si no quieren confundir a sus hijos deberían dejar de llamar “pajarito” y “mariposita” a sus genitales; o de decirle “jugos y tortas deliciosas” al acto sexual, como lo hacen los miembros del ultraconservador colectivo “Con mis hijos no te metas”. En segundo lugar, también es confuso que pretendan que los menores se desarrollen ignorando la realidad. Las personas con identidades y orientaciones sexuales diversas existen y, al margen de los prejuicios que tengan sobre esto, son personas y les corresponde derechos como a cualquiera. No tendría por qué existir temor de enseñar eso en los colegios.

Lo que sucede se explica en los diversos estudios psicológicos que han constatado que la homofobia es la máscara más común de una homosexualidad reprimida. En otras palabras, esos padres están proyectando en sus hijos el miedo a reconocer una orientación sexual oculta. No es que un niño pueda “convertirse” en homosexual luego de que le expliquen que la homosexualidad no es una aberración; lo que puede suceder es que ese conocimiento le permita expresar libremente una identidad que ya posee. Y un descubrimiento así no tendría por qué representar un infortunio; pero, se percibe como algo negativo, debido a que la sociedad aún odia y discrimina a las personas por su identidad u orientación sexual.

Nos encontramos en el mes del orgullo, una fecha establecida para celebrar el avance de la comunidad LGBTQ+ en su visibilización y luchar contra la discriminación. Aunque colorido, el camino se ve largo todavía.

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