La Plaza de Armas de Arequipa, el centro del centro histórico, el espacio público más importante de la ciudad es, sobretodo, hermosa. Nació con ella y, de allí en más, ha sido testigo de cuanto evento, importante o no, sucediese en la ciudad.
Tal es la importancia social y la consideración con la que cuenta que todo debe suceder allí. Desde su fundación, las revoluciones, manifestaciones, pequeñas o grandes, hasta el último «arequipazo», todo comienza en cualquier rincón, pero termina en la Plaza de Armas. Cada festejo, corso, carnaval o la alegría de un Melgar Campeón o un récord Guinness sucede entre esas cuatro calles, entre sus tres portales y la Catedral.
Hasta los movimientos sísmicos más importantes que se sienten a cientos de kilómetros a la redonda, son retratados en la Plaza.
Es, a nuestro criterio, la más bella del Perú. Contenida por una arquitectura sorprendente por sus cuatro lados y coronada por una pileta con su escultura de bronce de 3 niveles, rematada por el Tuturutu, ese duendecillo de la trompeta que se apropia de cada sonido y su inseparable y lógico silencio.
Aquí algunas vistas de ayer y de hoy, del centro del centro, de todo.
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