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Dina Boluarte ha optado por el sarcasmo para desvincularse de las investigaciones por corrupción que la persiguen a ella y a sus funcionarios. A pesar de los escándalos en su círculo más cercano, los involucrados en los casos más sonados de corrupción, como el de Qali Warma, prefieren minimizar los delitos, argumentando que “siempre van a existir” y que no se puede culpar a la presidenta por ellos.
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