Hace un par de semanas los estudiantes de San Marcos tomaron el campus de la Ciudad Universitaria, teniendo como bandera central la lucha contra la privatización de la universidad pública. Incluso se les tachó de vándalos por llevar adelante tal acción. Asimismo, varios comentaristas se mostraron sorprendidos porque no se observaba ningún intento de “vender las universidades”. ¿De qué privatización se trata, dijeron entonces?
Efectivamente, los ejemplos que se esgrimieron en la protesta eran pobres, más allá de que se justificaran, respecto al tamaño de la consigna: el aumento de algunos cobros por examen de admisión y por llevar una segunda carrera de pregrado en la universidad. Sin embargo, los estudiantes no estaban descaminados, ni menos aún eran vándalos, porque sí hay un propósito de privatización universitaria en curso que viene de años atrás y se ha intensificado en tiempos recientes, solamente que no eran pequeños cobros, sino grandes sumas las que estaban en juego.
¿De qué privatización se trata entonces? Ciertamente no, al menos por ahora, de vender la planta física de las universidades al mejor postor, pero sí de privatizar de manera encubierta los recursos universitarios, más específicamente el presupuesto que el tesoro público destina a las universidades. Esta es una tendencia que viene de atrás, por lo menos desde el 2013, cuando el ministro Jaime Saavedra empezó su contrarreforma universitaria. El diagnóstico que ha presidido esta última década es muy sencillo: ya no se trata de financiar la oferta universitaria, las universidades públicas, sino la demanda universitaria. Teóricamente, estos son los estudiantes que requieren este tipo de educación superior.
Al efecto, como consideran muy difíciles de cambiar las actuales universidades públicas, por su politización u otras razones, buscan derivar recursos de estas a las universidades privadas. Pero ¡ojo!, esto no ha sido política nada más de la contrarreforma de Saavedra. Él la inició, pero la privatización ha seguido, como veremos, con Dina Boluarte y compañía. Esto nos hace ver que el propósito no es solo trasladar dinero público a manos privadas. También es aumentar el control político de los recursos universitarios fuera del ámbito de la universidad nacional. Para ello se crean, en primer lugar, programas perversos como Beca 18, a la par que todo un menú de becas que administra PRONABEC. A ello se agrega, las exoneraciones tributarias de que gozan las universidades privadas y el financiamiento que les da el Estado para labores de investigación.
¿Por qué señalo a Beca 18 como un programa perverso? Porque genera la ilusión en la ciudadanía y en los directamente beneficiados/afectados, que el Estado atiende sus demandas de educación universitaria. Cuando lo que hace beneficia primordialmente a un grupo de universidades privadas. Al respecto, es importante señalar las dificultades que han tenido las universidades públicas para cobrar al programa montos similares a las privadas cuando reciben a estudiantes de estos programas de becas.
Digo beneficiados/afectados a los estudiantes de esos programas porque las múltiples evaluaciones que se han hecho del uso de estos recursos, distan de brindar resultados positivos y tienen más bien una evaluación desigual de los mismos.
Pero ¿por qué es negativo que el Estado financie a las universidades privadas? En primer lugar, porque se supone que el programa que promueve el Estado para la creación de conocimientos y formación de académicos y profesionales, con la plata de todos los peruanos, es la universidad pública. En ella, con base en los principios de autonomía, cogobierno y gratuidad, se desarrolla, a pesar de todos los obstáculos que le ponen, el pensamiento crítico que el país requiere. Se nos critica, a pesar de nuestros extraordinarios logros, que no hemos estado a la altura de las necesidades del país. Sin embargo, se mantiene con una necedad digna de mejor causa, un sub-financiamiento estructural de nuestra actividad.
Las universidades particulares, por otra parte, son libres de existir. Pero tienen una limitación central, responden a algún interés privado, ya sea económico, ideológico, religioso o de otro tipo. Si este llegara a existir en la universidad pública, aunque no sea de inmediato, afectaría su estructura o por lo menos su promesa democrática para remediarlo.
Esto se expresa en el actual presupuesto de la república de la siguiente manera. Este presupuesto considera como apertura aproximadamente 6,900 millones de soles para la universidad, pero solo se les entrega a las universidades públicas aproximadamente 4,900 millones. ¿Qué pasa con la diferencia de 2, 000 millones? Con la dificultad de conseguir números exactos, porque se juega al secreto de las autoridades competentes, 1,200 millones van al PRONABEC y sus becas. Principalmente, son para universidades privadas y el resto a subsidios de investigación y exoneraciones también a las privadas. Osea, se privatiza aproximadamente el 25% del presupuesto universitario.
¿Cuál sería la alternativa? Que se aplicara la Disposición Complementaria Final Cuarta de la ley universitaria 30220. Esta establece el Programa de Fortalecimiento Institucional para la Calidad de la universidad pública. Este programa señala que las doce universidades públicas más antiguas gestionen un programa de fortalecimiento de la calidad de las universidades nacionales. Muy bien podrá tener el presupuesto de 2,000 millones de soles contemplado en el presupuesto 2025. Estuvo con distintos montos en diferentes ejercicios presupuestales, solo que, como señalamos, se deriva a un grupo de universidades privadas. Este programa está vigente, pero por razones ideológicas, de sucesivos gobiernos, no lo han querido aplicar.
Para terminar, cuento como anécdota que, en mayo de 2025, era Vicedecano de Investigación y Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales en San Marcos. Entonces recibí la noticia del Decano que había necesidad de un nuevo ajuste presupuestal dictaminado por MEF y dispuesto por la administración de la universidad. Meses más tarde, hurgando en los números que les he presentado ahora, encontré que en junio de 2025 el PRONABEC consiguió una ampliación presupuestal de aproximadamente 250 millones de soles. O sea, se le quitó a la universidad pública y se le aumentó a las privadas. No hay nada que hacer, estos privatizadores son insaciables.

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