
Apreciar la belleza arquitectónica de la ciudad, es un hábito que se ha perdido entre el caos del tráfico y los apuros del día a día. Obligados por la emergencia sanitaria, hemos liberado las calles y los monumentos han vuelto a brillar, aún en el paisaje nocturno y casi espectral.
La amenaza de la enfermedad, no debe quitarnos el placer de contemplar un paisaje distinto, poco habitual, pero muy nuestro. Así lució Arequipa en la noche del sábado, primer fin de semana en Estado de Emergencia.
Fotos: Gabriel Ramos









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