La expresión electoral en las urnas de los segmentos D y E de la población que se manifiesta en el aluviónico voto étnico de este domingo, tiene dos rostros, dos actores políticos; uno liderado por un fundamentalismo religioso, el Frepap (correlato de la derecha conservadora que se expresa en grupos pro vida que promueven evangélicos y católicos); y otro liderado por el etnocacarismo liderado por Antauro (correlato de la izquierda caviar y tradicional).
Tanto los grupos pro vida como la izquierda aburguesada y occidental, han demostrado que son incapaces de sentir empatía por ese sector étnica y culturalmente ignorado durante toda la historia de la República. Son como el rostro oculto del Perú que, de pronto, se ha hecho presente y que nos mira a nosotros mismos desde el otro lado del espejo (y que nosotros observamos incrédulos, alarmados, sorprendidos, maravillados, negándonos, una vez más, a entender y aceptar como algo que también nos refleja, como a nuestros iguales).
Somos la expresión de dos realidades, una occidental y otra andina, que cohabitan en un mismo espacio, superpuestas, pero sin mezclarse, sin entenderse. Dos mundos, dos realidades, expresión de un solo país fracturado.
[banner id=”117862″]
“Los endriagos en las urnas”, opinión.
El Búho, síguenos en nuestras redes sociales:
Búscanos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube