Demandarán al Estado Peruano y la Policía por incendio de casona en el centro de Lima

Dueño de inmueble y testigo del siniestro dice que fuego se inició por bombas lacrimógenas. Hay casos similares en Chile y Estados Unidos

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AsĂ­ quedĂł la casona de Lima tras el incendio que se produjo durante las manifestaciones del 19 de enero. Foto: Andina

César Vladimir Pasalacua Olivera, testigo y dueño -junto a su madre- del edificio que el jueves 19 de enero se incendió en el centro de Lima, demandará al Estado Peruano y a la Policía Nacional del Perú porque el fuego se habría iniciado con las bombas lacrimógenas que lanzaban los efectivos policiales ese día.

Pasalacua Olivera estaba en el hotel en el momento en que el fuego empezó. “Ese día subimos al cuarto piso con los tres amigos que trabajan conmigo para evadir los gases lacrimógenos de abajo

Y de pronto, empezó a sentirse mucho gas que obviamente eran de las bombas. Pero no eran una ni dos porque era demasiado gas”, dijo a La Encerrona.

El gas obligó al dueño y amigos a bajar hasta el segundo piso

SegĂşn refiere, es por eso que bajan al tercer piso para refrescarse, buscar agua, pero se dieron cuenta que el gas seguĂ­a bajando. Era “como que, si estuviera llegando más y entonces bajamos al segundo piso para ir al baño o ir a una habitaciĂłn para resguardarnos, pero el gas seguĂ­a siendo fuerte”.

“(Los gases) nos irritaban los ojos, nos asfixiábamos, pero no queríamos salir afuera porque era súper peligroso. En ese momento, el primero que salió fue mi amigo mexicano y salimos detrás de él, pero él miró hacia arriba y dijo hay llamas arriba. Se está incendiando y cuando vimos eso, aún débiles subimos y tomamos los extintores y fuimos al cuarto piso”, refirió.

Ya en el cuarto piso, Pasalacua Olivera con otro amigo colombiano, tratĂł de sacar la seguridad del extintor. “EmpecĂ© a vomitar, tuve un traspiĂ©s y mi amigo me dijo, no, esto ya es inevitable. El fuego ya no lo vamos a poder apagar con estos extintores y asĂ­, con dificultad, bajamos”.

La Municipalidad de Lima ha mostrado unas imágenes donde los manifestantes están lanzando pirotécnicos. Y muchos han llegado a la conclusión que el incendio lo provocaron ellos. A eso se sumó que Mario Casareto, jefe de los bomberos y gerente de Gestión de riesgo de desastre del municipio de López Aliaga, ha dicho que él nunca ha visto un incendio por bomba lacrimógena en toda su carrera en el cuerpo de los bomberos. Lo mismo dijo el ministro del Interior, Vicente Romero.

SĂ­ hubo casos de incendio por bombas lacrimĂłgenas en Chile y Estados Unidos

Acerca de las bombas y los petardos, César Pasalacua dijo que si hubieran sido los petardos hubiera visto una chispa. “Nosotros no vimos ninguna chispa, lo único que vimos fue gas y algo como como un fuego iniciando. Si hubieran lanzado petardos hubiera sido posible para nosotros cuatro apagar el fuego porque teníamos más de 20 extintores, pero estábamos asfixiados porque esa era mi mayor desesperación, apagar el fuego, pero el gas nos ahuyentó”.

El dueño del inmueble siniestrado dijo que ha estado hablando con bomberos y peritos y ha investigado sobre el tema y ha habido casos de fuego en propiedades en Santiago de Chile y en Estados Unidos, a causa de las bombas lacrimógenas que tienen ignición y generan fuego cuando son lanzadas por el proyectil.

“Lo que dice el ministro…desconoce del tema porque habla, pero no demuestra nada. Hablar es fácil, pero demostrar…yo sí lo puedo demostrar en la demanda que voy a hacer contra el Estado y la Policía porque tengo pruebas”, dijo.

El viernes, Pasalacua Olivares encontró a oficiales de Seguridad del Estado en su local. Le dijeron que el sábado iban a hacer su pericia y su investigación del tema. “Es de urgencia que seguridad y la fiscalía de una vez dé su veredicto y su peritaje de lo que ha pasado. Igual, me dijeron que me iba a informar a mí para dar mi testimonio, pero hasta ahora nada”.

Dato:

La Casona Marconelli era un inmueble de 3 pisos de casi cien años, considerado monumento histórico, que fue construido en 1930 entre los cruces de los jirones Carabaya y Lino Cornejo, a la altura de la plaza San Martín. Estaba hecho de material de quincha y madera y había sido renovado recientemente para convertirlo en un hotel boutique en el que invirtieron un millón y medio de dólares. También funcionaba una galería de arte.

Cinco familias han quedado en la calle, mientras otras 14 viviendas fueron afectadas.

Fuente: La Encerrona

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