A casi seis meses de los acontecimientos se continĆŗa debatiendo, con inusitado vigor, sobre los sucesos del siete de diciembre de 2022 que pusieron fin al gobierno de Pedro Castillo. Me he pronunciado varias veces sobre el tema, pero considero que la vuelta a los mismos tĆ©rminos del debate de diciembre pasado que he escuchado en diversos comentarios, hace que sea indispensable volver sobre lo mismo.
Golpe de estado. ĀæHubo o no hubo golpe de estado de parte de Pedro Castillo el siete de diciembre de 2022? Es un hecho de la realidad que se produjo un intento de golpe de estado por parte de Pedro Castillo y, parece ser, su entorno mĆ”s cercano. Acorralado por el deterioro de la situaciĆ³n, que sumaba al incesante bloqueo de la derecha, el mal gobierno, el aislamiento polĆtico y acusaciones de corrupciĆ³n que cada vez mĆ”s lo tocaban directamente, el expresidente intentĆ³ una āhuida hacia adelanteā que colisionaba con las reglas por las que habĆa sido elegido y ademĆ”s no contaba con la correlaciĆ³n de fuerzas sociales y polĆticas para tener Ć©xito.
Sin embargo, la constataciĆ³n de este hecho lleva a la derecha a mover sus hilos para orquestar su detenciĆ³n sin tener en cuenta las reglas del debido proceso ni su calidad de jefe de estado, que le daban prerrogativas especiales frente a cualquier ciudadano comĆŗn y corriente. De esta manera el antejuicio parlamentario, al que tenĆa derecho, no antecede sino confirma su detenciĆ³n, por ello arbitraria.
Contragolpe.Ā El intento de golpe le da a la derecha lo que desde aƱo y medio atrĆ”s venĆa buscando con desesperaciĆ³n: el contragolpe. Esto le permite pasar a la ofensiva de una manera que no le habĆa sido antes posible. Esto significa capturar un terreno que no controlaba totalmente: las instituciones de este estado famĆ©lico, pero no por ello menos instituciones para sus propĆ³sitos. Se rompe el principio de legitimidad: ālos ciudadanos no creen que los que mandan tengan el derecho a mandarā. Entonces fallido golpe, pero exitoso contragolpe, que puso a las fuerzas progresistas a la defensiva. GravĆsimo error polĆtico de Castillo que le costarĆ” a la izquierda remontar.
Usurpadores. Desde alguna izquierda dicen que la usurpadora es Dina Boluarte. Es mĆ”s que Dina Boluarte y por ello el fenĆ³meno es diferente. La usurpadora es la derecha peruana que aprovechĆ³ el golpe fallido de Castillo para culminar la captura polĆtica de Boluarte. Asimismo, plasmar su contragolpe y gobernar con un programa distinto al que habĆa ganado en las elecciones de 2021. Por ello, el movimiento social fue con furia contra los usurpadores. PercibiĆ³ con claridad que el contragolpe de la derecha era contra el veredicto popular expresado en las urnas.
TomĆ³ la posta el movimiento popular, pero en este caso la iniciativa no fue en Lima, fue en el PerĆŗ andino. Los pueblos originarios del espinazo irredento, entre Huancavelica y Puno, que sufren el saqueo de la minerĆa y el gas natural. Ese movimiento hizo temblar al PerĆŗ por doce semanas. El movimiento popular fue el principal actor polĆtico y eje de la coyuntura. Esto, a pesar del desprecio encomendero plasmado en las historietas de incapacidad que se tejieron al respecto y en el estigma del terruqueo para descalificar a los que supuestamente no pueden pensar con su cabeza.
El movimiento, sin embargo, ha sido drĆ”sticamente reprimido con varias docenas de muertos. Y ha entrado en pausa, buscando un liderazgo que le permita pasar nuevamente a la ofensiva.Ā
A pesar de todo ello, el rechazo a los golpistas, a los usurpadores y a la represiĆ³n se mantiene en alto. En los Ćŗltimos cinco meses, entre enero y mayo, la desaprobaciĆ³n del gobierno de Boluarte, de acuerdo a por lo menos tres encuestadoras (Ipsos, Datum, IEP) se mantiene entre el 75 y 80%. La del Congreso es aun peor. Asimismo, los informes de la ComisiĆ³n Interamericana de Derechos Humanos y de AmnistĆa Internacional confirman la represiĆ³n letal llevada a cabo y la impunidad con la que se trata el tema.
Por otra parte, el aislamiento internacional se profundiza. La necedad de los usurpadores de gobernar sin legitimidad le hace un grave daƱo al PerĆŗ. Deja claro que la violaciĆ³n sistemĆ”tica de los derechos humanos no tiene aceptaciĆ³n en la comunidad internacional, en especial por nuestros hermanos latinoamericanos. No es entonces un buen o mal manejo de las relaciones internacionales, sino que el PerĆŗ se ha convertido en un paĆs impresentable.
ProscripciĆ³n.Ā A la usurpaciĆ³n de la voluntad popular y la eventual pausa del movimiento social continuarĆ” la proscripciĆ³n de los lĆderes y agrupaciones que se oponen al gobierno ilegĆtimo. El fondo de los ataques a la institucionalidad del estado apunta a la toma de los organismos electorales. El objetivo es impedir que partidos y personalidades democrĆ”ticas compitan en algunas futuras elecciones.
Frente a estos hechos macizos se levantan dos series de inventos. Por la derecha, la existencia de una ānormalidadā que mientras continĆŗa reprimiendo quiere hacernos creer que las cosas han regresado a la dinĆ”mica de un paĆs democrĆ”tico, en el que funciona el equilibrio de poderes, se respetan los derechos humanos y hay un estado que se preocupa de sus ciudadanos. Por la izquierda, la negaciĆ³n del intento de golpe de Castillo y la existencia de un movimiento que tendrĆa vida al margen de las condiciones objetivas para el mismo. Sin importar que exista o no una direcciĆ³n polĆtica con objetivos claros.
En el horizonte todavĆa no se ve claro, pero teniendo en cuenta esta realidad y dejando de lado los inventos es que se podrĆ” rearmar una amplia alianza social y polĆtica que logre una salida democrĆ”tica para la situaciĆ³n del PerĆŗ.
El BĆŗho, sĆguenos tambiĆ©n en nuestras redes sociales:Ā
BĆŗscanos en Facebook, Twitter, Instagram y ademĆ”s en YouTube