La solitaria vida de Elvis Presley contada por Ray Connolly

«Otro punto que el libro abre a discusión es que todo lo que podemos decir, opinar, juzgar, etc. en torno a Elvis es inútil, forzosamente inútil porque Elvis fue la primera estrella del mundo del espectáculo».

Por Manuel Rosas Quispe | 22 mayo, 2025
Elvis

El periodista, escritor y guionista británico Ray Connolly se estuvo preparando desde los años setenta para escribir una correcta y detallada biografía de Elvis Presley titulada “Being Elvis: A Lonely Life”, publicada finalmente en el 2016. En el año 2021, Alianza Editorial (con la traducción de Ana Pérez) lanza su versión en castellano: “Ser Elvis: Una vida solitaria”. Como periodista en el Sunday Times y en otros medios masivos similares, Connolly pudo conversar con diversas personas del entorno más cercano de Elvis (con su padre, Vernon, con la secretaria de Sun, Marion Keisker, con la Memphis Mafia, etc.) y conversar también con personas no muy cercanas a Elvis, pero que lo conocieron y pudieron brindar un sentido testimonio de ese encuentro: Bob Dylan, por ejemplo, o John Lennon (de quien también Connolly ha escrito una biografía aún no publicada en castellano).

Ese bagaje construido desde hace casi cincuenta años pesa en el libro y se siente como un respaldo de gran credibilidad. Lo que nos cuenta Connolly no intenta disfrazar ni paliar la imagen negativa de Elvis que ha sido velada por un cierto sector del periodismo. La dependiente relación que tuvo con su madre, su carácter engreído y timorato, su estrecha religiosidad, su adicción a las drogas, sus supersticiones, sus celos enfermizos, su afición por las armas y su rechazo visceral hacia todo lo nuevo, vanguardista y moderno… El peor Elvis está también retratado por Connolly, con la comprensiva pluma, sin embargo, del devoto admirador. Dijo Lester Bangs en su momento que Elvis no le despertaba mucho entusiasmo: “Me resulta difícil ver a Elvis como una figura trágica, lo veo más como si fuese el Pentágono”, declaró con su habitual sarcasmo. Pero creo que el libro de Connolly sí llega a conectarnos con el Elvis íntimo. Nos hace ver su vida y su carrera como un brillante relámpago en un cielo oscuro que acabó chisporroteando contra el piso.

En los primeros capítulos del libro, el autor se extiende en una época que resultará mágica y edénica a la postre: el verano de 1954. Elvis tenía 19, había grabado su primer sencillo: “That’s All Right” y la noche en que pasarían la canción por la radio, la ansiedad hizo que se esconda en el cine de su barrio. Su madre fue a buscarlo y le dijo emocionada: “¡La han pasado once veces, Elvis! ¡Y la gente no para de llamar por teléfono a la radio!” Aquel fue el verano más feliz de su vida, ayudaba económicamente a sus padres, el éxito le sonreía, su novia, Dixie, le quería, su futuro empezaba a pintarse muy prometedor, ¿qué más puede pedir un chico de diecinueve años? Después vendrían los contratos jugosos, el espléndido ritmo de vida de un millonario, la adicción al demerol y a las anfetaminas (que le empezaron a dar en el ejército), su prisión en Graceland y su desesperante sujeción a Tom Parker.

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Sin embargo, Connolly no recurre al básico expediente de demonizar a Parker para que la figura de Elvis se ensalce. Ambos, Parker y Elvis priorizaron las ganancias económicas siempre. Parker porque era un sacacuartos profesional, Elvis porque nunca pudo superar su experiencia traumática de crecer en la pobreza en Tupelo. Además, otro punto que el libro abre a discusión es que todo lo que podemos decir, opinar, juzgar, etc. en torno a Elvis es inútil, forzosamente inútil porque Elvis fue la primera estrella del mundo del espectáculo. No hay detrás de él nada de lo que recoger alguna experiencia o lección. Ese carácter primigenio de su estrellato hizo de él también un hombre profundamente solitario. Terriblemente solitario. Desesperadamente solitario. Connolly subtitula acertadamente su libro “A lonely life” a raíz de un brillante titular que apareció en el Memphis Press-Scimitar al día siguiente de la muerte del rey: “A Lonely Life Ends on Elvis Presley Boulevard”. Ese escueto pero preciso obituario sintetiza la tragedia de una vida que empezó con luces promisorias de felicidad y que acabó consumiéndose, en vivo, en el espectáculo doloroso de un hombre que a duras penas podía mantenerse en pie cantando.

En castellano, creo que hay dos libros sobre Elvis que cumplen a plenitud con su propósito: este, de Ray Connolly y la obra en dos volúmenes de Peter Guralnick. Vale la pena leer ambos conjuntamente.

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