Quinta columna

Miedo y anarquía, acerca de la educación sexual

«El debate suscitado a raíz de la Educación Sexual Integral en Arequipa hizo que muchos tomen partido rápida y apasionadamente, sin fijarse en argumentos».

Por Alfredo Quintanilla | 21 septiembre, 2025
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Arequipa registra más de 500 embarazos adolescentes al año y la nueva ordenanza busca frenar esta cifra con educación sexual. | IMAGEN: Gob.pe

A los arequipeños nos gusta decir que Arequipa es una ciudad de revoluciones. Tenemos una tradición opositora al gobierno central de turno, sea civil o militar, que nos viene de una afirmación ciudadana contraria a tutelajes. Y eso se ha ido convirtiendo en sentido común porque se transmite a las nuevas generaciones. El debate suscitado a raíz de la publicación de la Ordenanza Regional 538 que aprueba la Educación Sexual Integral-ESI, pareciera enmarcarse en esa tradición pues muchos toman partido rápida y apasionadamente sin fijarse mucho en argumentos: “de qué se trata, para oponerme”.

El tema es delicado y por eso lleva a discusiones. Los problemas relacionados con nuestras partes pudendas hieren sensibilidades. Tal vez no de los jóvenes, ahora expuestos a fotos y videos mil de sexo explícito a toda hora y sin censura, pero sí a los mayores de cincuenta para quienes esos asuntos son privadísimos y al verlos nos hacen dar un brinco. Como el brinco que dieron nuestros padres cuando, adolescentes, empezamos a besarnos, sin vergüenza, en lugares públicos.

La dura verdad es que tenemos serios problemas en colegios y escuelas públicas y privadas, cuya punta del iceberg lo constituyen el bullyng, el acoso sexual y el embarazo adolescente, para no hablar de otros más graves como la violencia sexual en las familias, abortos, la explotación sexual de adolescentes, las redes de producción pornográfica y hasta suicidios de chicas por causa de embarazos no deseados, que afectan a familias y a comunidades educativas enteras.

El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa y eso marea y da temor: cambio climático, sobrepoblación, migraciones, guerras, revolución tecnológica, miseria de las mayorías, crecimiento de la delincuencia, aparición de nuevas costumbres o polarización política. Ante ello, muchos miran para otro lado y quisieran olvidar que existen estos problemas. Otros, temerosos y angustiados, quisieran volver al pasado.

Entonces, los que no saben cómo enfrentar los cambios y al futuro incierto, se dejan llevar por los profetas del apocalipsis y cierran puertas y ventanas aferrándose a las respuestas del pasado: no al divorcio, el sexo es pecado, no al sexo, no a los anticonceptivos. Ante la propuesta de dar una educación sexual en la escuela saltan las sospechas y creen esas mentiras: “a los niños y adolescentes los van a confundir”, “los van a malograr”, “les van a enseñar perversiones”, “los van a convertir en homosexuales” o “les van a enseñar a abortar”.

Los verdaderos maestros, los funcionarios públicos y, por supuesto, las madres de familia que no saben muchas veces a quién acudir para buscar consejo, consuelo y hasta un milagro, no se pueden dar el lujo de ignorar los problemas que el mundo moderno trae, porque no se puede detener el transcurrir del tiempo.

Frente a esos problemas el Estado aprobó los Lineamientos de la Educación Sexual Integral – ESI mediante la Resolución Viceministerial N° 169-2021-ED de junio del 2021, señalando que ella debe ser de “calidad científica y ética…que permita a las personas vivir su sexualidad con responsabilidad, madurez emocional y respeto por uno mismo y los demás”. Queda claro que el primer objetivo de la ESI es contribuir al “establecimiento de relaciones afectivas igualitarias, armoniosas y libres de violencia”.

Pero, resulta que un grupo de políticos y religiosos – que se dicen orgullosamente conservadores – están levantando las banderas de la resistencia, la rebelión y la anarquía, pretendiendo que los consejeros regionales no aprueben políticas públicas y que los maestros y maestras no impartan la Educación Sexual Integral-ESI, o que médicos y enfermeras no apliquen el aborto terapéutico, cuando es una política aprobada por el Estado peruano hace cien años.

El pretexto es que los padres de familia deben ser los únicos responsables de la educación de sus hijos. O sea, pretenden que el Estado no intervenga en la educación. ¿En qué quedamos? ¿Es bueno que el Estado gaste más en armas, patrulleros y policías, intervenga más en nuestra vida diaria para darnos seguridad, es bueno cuando exigimos que el Estado gaste más en programas de salud y vacunación y es malo que intervenga en la educación de niños y adolescentes? ¿El miedo va a imponer la anarquía y el individualismo extremo?

Lo curioso es que entre esos religiosos que llevan la voz cantante se esconden los que encubrieron, protegieron y hasta justificaron la conducta de los abusadores de niños y adolescentes que formaron parte del Sodalicio de Vida Cristiana felizmente disuelto por el papa Francisco, o pertenecen al Opus Dei del cardenal Cipriani, aliado de sectas evangélicas (“con mis hijos no te metas”) que quisieran regresar al pasado del cinturón de castidad para las mujeres, la hoguera para los homosexuales y la poligamia para los varones.

Los padres de familia católicos, saben que hay lobos disfrazados de ovejas y seguramente se preguntan ¿cuál es la postura de la Iglesia sobre la educación sexual?

Luego del Sínodo de Obispos sobre la Familia en 2017 que abordó los temas álgidos que enfrenta, el papa Francisco dictó la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” que sobre este asunto dice: “280. El Concilio Vaticano II planteaba la necesidad de «una positiva y prudente educación sexual» que llegue a los niños y adolescentes «conforme avanza su edad» y «teniendo en cuenta el progreso de la psicología, la pedagogía y la didáctica» Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse… El impulso sexual puede ser cultivado en un camino de autoconocimiento y en el desarrollo de una capacidad de autodominio, que pueden ayudar a sacar a la luz capacidades preciosas de gozo y de encuentro amoroso.”

Es decir, la Iglesia desde el Concilio Vaticano II (hace 60 años) ve como positiva una educación sexual basada en los avances de la medicina, la psicología y la pedagogía, que ayude a madurar a los niños y adolescentes en el conocimiento y protección de su cuerpo y de su impulso sexual natural, evitando la banalización o vulgarización, a la que lo llevan las redes sociales y, más bien, asumiéndolo como la base de expresiones amorosas que, para los Padres de la Iglesia, son la continuación de la Creación.

Antes de seguir la corriente de la prensa amarilla que busca la sangre y a los culpables para colgarlos, o de esos políticos que buscan cámaras y primeras planas, los jóvenes y los padres de familia seguramente están separando la paja del grano, recordando que si hay una tradición revolucionaria en Arequipa ha sido para hacer prevalecer el respeto y la igualdad de trato a las personas, por diferentes que sean, norte que nos llevará a una sociedad y un Estado verdaderamente democráticos, donde haya oportunidades para todos, incluidos los inmigrantes y las personas LGTBI+.

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Alfredo Quintanilla

Psicólogo, analista político. Ha sido funcionario de la ONPE y es especialista en el sistema electoral. Articulista en diversos medios.