El 14 de abril del 2000 se publicó la edición N° 7 del semanario El Búho. En aquel momento, el país estaba convulsionado tras los hechos ocurridos con los resultados de la primera vuelta de las Elecciones Generales, donde el expresidente Alberto Fujimori pretendía perpetuarse con un tercer periodo en Palacio de Gobierno. Aquí les dejamos la nota original publicada esa fecha, en un momento decisivo para la democracia en nuestro país, y en medio de denuncias de fraude electoral.
Nota original publicada el 14 de abril del 2000
Al conocerse los resultados de las encuestas a “boca de urna” los simpatizantes del candidato Alejandro Toledo se reunieron en su local partidario de la calle La Merced y en la Plaza de Armas. La razón era el festejo de un supuesto triunfo y la posibilidad de una segunda vuelta. Mientras tanto, los locales de Perú 2000 permanecieron prácticamente desiertos, aún después del cambio posterior de los resultados, según escrutinio del muestreo de mesas.
Los días siguientes las manifestaciones de protesta fueron continuas. El lunes por la noche unos 600 ciudadanos se reunieron en la Plaza de Armas para dirigirse luego al local de la ODPE, de dónde retornaron nuevamente al centro de la ciudad. Carros portatropas de la Policía Nacional los seguían de cerca, sin intervenir. En la mañana del martes, jóvenes universitarios y candidatos al Congreso por Perú Posible protagonizaron otra protesta, que se repetiría en mayor magnitud en las horas de la noche.
Inicialmente eran dos grupos pequeños reunidos en la Plaza de Armas: estudiantes y partidarios. Integrantes de la Juventud Popular, Juventud Socialista y Venas Abiertas comenzaron a circular alrededor de la plaza. En el recorrido se iban sumando ciudadanos que de manera espontánea habían llegado hasta allí, algunos por sus labores cotidianas, otros por participar de la movilización.
Hacia las 6 de la tarde ya eran cientos los que bordeaban la plaza lanzando proclamas en contra de la temida anulación de la segunda vuelta electoral. Empleados bancarios, parejas de esposos, jóvenes, ancianos, madres de familia con sus niños en brazos, hombres y mujeres de todas las condiciones sociales se reunieron en la protesta. Una mixtura de rostros, todos con el mismo gesto de indignación.
El alcalde provincial, Juan Manuel Guillén Benavides, se dirigió a la multitud desde el segundo piso del portal de la municipalidad. Responsabilizó al ingeniero Alberto Fujimori de la división y enfrentamiento entre peruanos, qué había generado su tercera postulación. Exhortó a las Fuerzas Armadas para que eviten el uso de la violencia y respalden el reclamo popular.
Ante la prensa, el burgomaestre explicó que una de sus principales preocupaciones era la elección de un mandatario dentro de un proceso ilegítimo y sus repercusiones económicas, luego de conocerse la posición de la comunidad internacional qué había advertido que le retiraría su apoyo financiero, el mismo que es utilizado en los programas de asistencia social que el actual jefe de Estado defiende con tanto empeño.
En la manifestación nocturna se notó la ausencia de líderes políticos, candidatos al Congreso y sus agrupaciones que han expresado su apoyo a Perú Posible, brillaron por su ausencia, aunque algunos que quisieron aparecer fueron rechazados por quienes conformaban la marcha. Al igual que en la jornada anterior, tomar un rumbo hacia el local de ODPE.
En el camino, más pobladores se adherían a la marcha y la seguían por tramos, los vecinos desde los balcones y ventanas apoyaban la protesta. El debate político de dos ciudadanos en la plaza originó un tumulto de gente entre quienes la opinión mayoritaria era a favor de una segunda vuelta. Este nuevo grupo de protesta se aunó también al que ya se encontraba en Yanahuara, al promediar las ocho de la noche.
Frente a la oficina gubernamental, un primer rumor acerca del triunfo de Alberto Fujimori en primera vuelta hizo temer actos de violencia. El panorama había cambiado cuando un segundo rumor daba la esperanza de una segunda vuelta electoral. Calmados los ánimos, la movilización regresó al centro de la ciudad, el número de ciudadanos fue suficiente para llenar muchas calles con gritos de protesta, hasta aproximadamente las 12 de la noche. La mañana del miércoles, los estudiantes de la Universidad Católica de Santa María se aunaron a la protesta, que se repitió horas más tarde. No obstante, en la noche, las razones de la manifestación fueron distintas. La ODPE acababa de anunciar, entrelíneas, la realización de una segunda vuelta electoral. Aquello significaba un triunfo.
Miles de personas en la plaza nuevamente, y por distintas arterias de la ciudad. Más preparado que en la víspera, el burgomaestre provincial pronunció un discurso en el que fue más explícito en su rechazo a una nueva elección del ingeniero Fujimori, al que en ningún momento llamó presidente. Dos argumentos a favor del cambio de régimen fueron esgrimidos: la certeza de que los gobiernos extranjeros no van a tolerar por mucho tiempo el modelo político autoritario qué él representa con lo que se profundizaría el aislamiento internacional que ya vivimos; y la posibilidad de que ese aislamiento disminuya el flujo de ayuda social que llega de los países más desarrollados, algo más que inquietos por la precariedad de nuestra democracia.
Tambores y proclamas sonaron en la plaza hasta pasadas las 10 de la noche. (Paola Donaire Cisneros).
Cronología de elecciones de Fujimori y Toledo
Domingo 9
Serias irregularidades caracterizan los comicios generales a las 4:00 de la tarde todas las encuestadoras coinciden en que habrá segunda vuelta y que en esta primera ronda electoral Alejandro Toledo concretó la mayoría de las preferencias. Datum le llegó a dar el 48.5%. Más tarde, trabajando ya con un muestreo de actas, la tendencia cambio drásticamente. Fujimori pasó a primer lugar y llegó a colocarse, según transparencia en los 48.73 puntos. Sin embargo, según todos los especialistas la segunda vuelta era inevitable.
Todos los demás candidatos presidenciales con excepción de Ezequiel Ataucusi fueron a felicitar a Toledo, cuyo simpatizantes se concretaron, el número de 100 mil aproximadamente, frente al hotel Sheraton. no dejaban de denunciar a gritos que se estaba preparando un fraude. La jornada concluyó con una marcha a Palacio encabezada por los candidatos a la presidencia. Algunos incidentes. La manifestación se dispersó alrededor de la medianoche.
La atención fue exacerbada por el hecho de que la ONPE incumplió su ofrecimiento de entregar un primer adelanto de los resultados oficiales para esa misma noche.
La conformación del nuevo Congreso según las encuestas le daba a Perú 2000 47 curules, 27 para Perú Posible, 10 para Somos Perú y el FIM, siete para el APRA, 6 para Solidaridad Nacional, quedando 13 para las 4 organizaciones restantes.
En Arequipa ese día se anunció una clara ventaja de Toledo que llegó incluso al 50% sobre un 42,2% por parte de Fujimori. En gran parte del sur los resultados fueron similares.
Lunes 10
Tanto la OEA cómo transparencia y otras organizaciones dieron opiniones sumamente críticas al proceso electoral. La primera habló de que estaba sucediendo algo muy siniestro. La Defensoría del Pueblo, la Unión Europea y los Estados Unidos respaldaron a estas organizaciones y consideraban validar sus proyecciones según las cuales la segunda vuelta era un hecho ineludible. Por su parte, el ingeniero Fujimori brindó una accidentada conferencia de prensa transmitida en vivo por todas las cadenas televisivas para anunciar que él no se pronunciaría hasta no conocer los resultados oficiales, restando importancia a las instituciones nacionales e internacionales que vaticinaban una segunda.
La fiesta del chino
El domingo 9, tras la alegría inicial y ante la dramática variación de los resultados, cundía el desconcierto entre quienes habían optado por la opción democrática, representada en estas elecciones por el candidato Toledo.
Aparentemente, los sectores más pobres y menos informados del país, decidían una elección en la que estaban depositadas las esperanzas de recuperar la institucionalidad del país, y se consumaban numerosas violaciones a la Constitución y las leyes que posibilitaron la candidatura del presidente Fujimori.
Quienes tienen acceso a la televisión por cable, veían con recelo a un Alejandro Toledo que, tras dar muestras de gran serenidad con los primeros resultados, solicitando a la multitud esperar antes de festejar, denotaba nerviosismo y arrebato, conforme las cifras se invertirán, conduciendo finalmente a sus simpatizantes hacia la Plaza de Armas.
Lo cierto, según versión confidencial de Carlos Ferrero, es que esta fue la única forma de impedir la celebración anticipada de triunfo en primera vuelta qué Fujimori y su plancha habían planificado, ritmo del Chino incluido. La reacción de la oposición fue mayor de la calculada y, el gesto de Federico Salas, de colocarse junto a Toledo, a diferencia de su actuación durante toda la campaña, habían terminado por convencer a los estrategas fujimoristas que el anuncio sería explosivo.
Inmediatamente, los líderes oficialistas salieron a los medios a acusar de terrorista a Alejandro Toledo. Francisco Tudela, Martha Chávez, Luis Delgado Aparicio, Luz Salgado y los “ayayeros” del Canal 10 de cable coincidían en los términos. Al día siguiente decenas de llamadas a las radios, testimonios de supuestos toledistas que habían cambiado de actitud al ver la supuesta violencia contenida en el candidato, mirando radicalmente de opción: “si hay segunda vuelta, no volveré a votar por Toledo”, vociferaban.
Ganado por los nervios y la presión desde diversos sectores, y ante la inminencia del triunfo en primera vuelta, dosificado por la ONPE, fueran estos cuáles fueran, condicionando luego su retiro a la realización de una segunda vuelta.
Con la tensión social en su clímax, la televisión abierta ignoró las decenas de movilizaciones que estallaron en todo el país, aunque esta fuera la principal preocupación de Fujimori y sus asesores que monitoreaban permanentemente la temperatura política a la espera de un ligero descenso que nunca se produjo. Por el contrario, la irritación de las masas siguió incrementándose conforme pasaban los días y, a decir de algunos, la ONPE “mecía” al Perú con porcentajes dramáticos.
Entretanto, el defensor más radical del triunfo en primera vuelta, resultó ser Francisco Tudela, cuya olvidado ropaje, conciliador y demócrata, dejó al descubierto una naturaleza vertical y semifasista, sin pasión antes de la elección, una suerte de “mono del organillero” (nunca podía dejar de bailar en los mítines de cierre, porque Fujimori lo instaba constantemente a hacerlo) cambió radicalmente apenas terminaba la votación. Lanzó una furibunda alerta al país ante una supuesta conspiración internacional liderada por la Internacional Socialista que atentaba contra la voluntad popular, cuando eran los múltiples tentáculos de la maquinaria montada para el fraude, los que trataban de torcer lo expresado en la votación.
La protesta, derecho ciudadano elemental consagrado por la Constitución, fuente de todas las conquistas sociales de la historia, fue calificada de sedición. Afortunadamente no ocurrió un terrible desborde de la masa, llevada al límite de la irritación, por una sospechosa “negligencia” de la ONPE.
El miércoles, al borde de las lágrimas, un patético José Portillo Campbell, dio finalmente la tranquilidad que incluso los embajadores de la Unión Europea se habían atrevido a exigir, una segunda vuelta. El inocultable aire de triunfo que Fujimori exhibió el día lunes, tuvo que ser controlada, el país no admitía otro resultado. Lo que sea calificado hoy de intromisión extranjera, es decir, la necesidad de reinserción en la comunidad democrática mundial, (la reinserción financiera es exhibida como un gran logro por el oficialismo), deberá ser el objetivo primordial de un nuevo gobierno y bandera central de la campaña de la oposición en las semanas siguientes. La globalización es inevitable y no está sujeta a las conveniencias políticas del régimen de turno.
La campaña para la segunda vuelta, se ha iniciado el mismo lunes. El fujimorismo ha centrado sus ataques en las características personales del candidato Toledo. En respuesta, él deberá incidir en los aspectos programáticos. Tendrá que aprender a controlarse mejor y articular discursos más consistentes. Cómo ha dicho el alcalde Juan Manuel Guillén, el discurso político no puede ser reemplazado por la tecnocumbia. La fiesta del Chino tendrá que esperar.
Síguenos también en nuestras redes sociales:
Búscanos en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube