
Con la muerte del menor de iniciales Brayan A. J., de tan solo 15 años de edad, el viernes 13 de enero, Juliaca llora a uno más de sus hijos. Y con él se elevan a 20 los fallecidos en la ciudad de los vientos de Puno, producto del intenso enfrentamiento entre policías y civiles que se produjo el pasado 9 de enero.
El menor estaba internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Carlos Monge Medrano de Juliaca donde, según el cuadro clínico, presentaba un proyectil dentro del cráneo, específicamente en la nuca, por lo que permaneció tres días con cuidados intensivos. Sin embargo, las lesiones cerebrales eran muy graves, impidiendo que se recuperara.
De Brayan se supo que provenía de la selva. Y que, desde la noche del 9 de enero, permanecía entubado y en estado de coma pues las esquirlas del proyectil que lo alcanzó le causaron graves lesiones.

Laura Ancco Luque, 18 años de edad, de Carabaya
Laura Ancco Luque también murió a causa de proyectiles en su cuerpo. Era una joven estudiante de 18 años, de la provincia de Carabaya. La noche del miércoles 11 de enero, ingresó a UCI debido a una hemorragia interna en la cabeza, pero no resistió a la gravedad de sus heridas y murió la mañana del jueves 12. Su padre, Doroteo Ancco, contó que “cada día su salud se iba complicando”. También pidió en su momento, una colaboración económica para trasladar a su hija a un hospital de Arequipa para una atención especializada, pero poco después, personal de salud le informó que su hija había dejado de existir.
Elmer L.H., tenía 16 años y estudiaba en la Institución Educativa Colibrí de la Policía Nacional del Perú y quería jugar futbol profesionalmente. El día del enfrentamiento, el 9 de enero, salió de su casa para ayudar a su madre con la venta de empanadas y salteñas en el centro de Juliaca. Una bala perdida le impactó en la cabeza. En su cadáver se encontró la munición metálica.
Cristian Mamani Hancco, de 22 años. Según la necropsia, murió por impacto de arma letal directo al cuerpo. Cristian era un joven músico, nacido en Azángaro. Estudiaba en la Escuela Profesional del Arte de la Universidad Nacional del Altiplano.
Nelson Uber Pilco Condori, joven de 21 años, primer fallecido en Juliaca
De acuerdo a las primeras informaciones sobre la masacre en Juliaca, Nelson Pilco fue el primer fallecido que se reportó en la ciudad de los vientos. Estudiaba en el Instituto de Educación Superior Escomape de Juliaca, y al mismo tiempo trabajaba en una ladrillera para ayudar a su familia. Era amante de las motos y trabajaba en mejorar la suya. De acuerdo a lo declarado por su familia, Nelson recibió un disparo en la espalda que le atravesó el tórax, desde un helicóptero que sobrevolaba la zona. Hay un vídeo en el que se ve a uno de los médicos voluntarios de la Cruz Roja tratando de reanimarlo, pero ya no se podía hacer nada. Murió casi de inmediato en el Puesto de Salud Mariano Melgar.

Gustavo Illanes Ramos, de 21 años, era un joven estudiante del distrito de Nuñoa. Tras ser impactado por perdigones en el tórax fue llevado al mismo Puesto de Salud de Mariano Melgar donde dejó de existir. El Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público encontró en su cadáver la munición metálica o restos de proyectiles.
Paul Mamani Apaza, de 18 años. En su cadáver se encontró la munición metálica, según el Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público.
Yamilet Nataly A.H., de 17 años, vivía cerca del aeropuerto
Al igual que Brayan, solo transitaba por las inmediaciones del aeropuerto porque su hogar queda cerca. No estaba participando de las protestas. Regresaba a casa junto a sus padres y su hermanita. Fueron por víveres para prevenir la escasez de alimentos por el paro. Fue entonces cuando una bala la alcanzó, le atravesó el abdomen y salió por su espalda.
La joven fue trasladada al hospital Carlos Monge Medrano de Juliaca donde la ingresaron a trauma shock. Pero llegó sin signos vitales. Yamileth era voluntaria rescatista de animales abandonados en la Asociación Entre Patas y ese mismo día había llevado comida a un albergue temporal de animales. Estudiaba el segundo semestre de Psicología en la Universidad de Aquino en Cochabamba (Bolivia).
Como amante de los animales, era muy responsable al momento de alimentarlos. Iba desde su casa en la salida hacia Cusco hasta el otro extremo, donde está el albergue, en la salida hacia Puno. También cuidaba a algunos animales en su casa, mientras buscaban alguien que los adopte e incluso se quedó con un perrito que no encontró una familia.
Reynaldo Ilaquita Cruz, de 19 años, era un joven nacido en el centro poblado de Muni, Chullunquiani ubicado dentro del distrito de Tiquillaca, provincia de Puno. Era hijo del ex regidor, Mario Ilaquita Chambi. A Reynaldo también le encontraron en su cadáver, la munición metálica o restos de proyectiles por los que murió, según el Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público.
Gabriel Omar López Amanqui, de 35 años, era un padre de familia que trabajaba vendiendo adoquines. (helados de hielo). Fue herido de muerte cuando se dirigía a su vivienda. Recibió impactos de proyectil en la cabeza. Lo ingresaron al Centro de Salud Revolución donde finalmente murió. El Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público encontró en su cadáver los restos de los proyectiles.

Rubén Fernando Mamani Muchica, de 55 años, también era un padre de familia, trabajador y abuelo de un pequeño de 3 años. Herido por proyectiles, fue conducido al Puesto de Salud Mariano Melgar donde llegó sin signos vitales.
Marco Antonio Samillan Sanga, médico internista de 31 años
Marco Antonio era el quinto de ocho hermanos y ya era Biólogo. Según cuentan sus familiares, tenía un laboratorio. Pero quería ser neurocirujano y poner un consultorio para «ayudar a las personas de bajos recursos». Por eso volvió a la Universidad Nacional del Altiplano para estudiar Medicina. Estaba ya en el séptimo ciclo y era médico Internista. El jueves 12 de enero lo enterraron junto a su madre en el cementerio La Capilla.
El lunes 9 de enero era su día libre, pero junto con otros brigadistas se unieron para ayudar a los heridos. Según narran sus compañeros, testigos de los hechos, en un momento el contingente policial llegó hasta donde estaban ubicados los voluntarios de Salud y en lugar de permitirles hacer su trabajo los atacaron. Los manifestantes estaban entrando al aeropuerto y es ahí que comienzan a disparar desde el helicóptero y cada vez llegaban más heridos por perdigones o bala. Nosotros estábamos identificados con nuestros mandiles y nuestra bandera blanca de la Cruz Roja. Vinieron los policías y nos dicen que nos vayamos. En eso Marco Antonio Samillan y otros dos bomberos se les acercaron para decirles que estábamos apoyando a los heridos. Y es cuando los atacan a golpes, luego le dispararon a Marco Antonio. Corrimos para ponernos a salvo. Ahí lo mataron”.
Según la necropsia, Marco Antonio tiene dos disparos que ingresaron por la espalda. Uno a la altura de los riñones y otro más arriba y quedó tendido en la calle. Lo rescataron dos vecinas de la zona que lo ingresaron a su casa y lo llevaron al hospital donde luego de los esfuerzos de sus colegas, perdió la vida. El Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público encontró en su cadáver la munición metálica o restos de proyectiles.

Jeder Jesús Luque Mamani, de 38 años, era un padre de familia con dos niños. Natural de la comunidad de Accopata en la provincia de Azángaro. Trabajaba como albañil para mantener a su familia y fue a marchar por lo que creía sus justos reclamos. Recibió un disparo en la cabeza en el aeropuerto de Juliaca.
Otros que murieron el 9 de enero
Roger Rolando Cayo Sacaca, de 22 años, joven juliaqueño.
Reynaldo Llaquita Cruz, de 21 años, joven juliaqueño.
Edgar Jorge Huaranca Choquehuanca, de 22 años, joven juliaqueño -quien era atendido por el médico Marco Samillán Sanga. En su cuerpo, el Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público encontró la munición metálica o restos de proyectiles.
Eberth Mamani Arqui, de 40 años, era el quinto de siete hermanos y trabajaba en la selva de Madre de Dios como maquinista. El 9 de enero, día de la protesta, volvía a Arequipa para reencontrarse con su hijo de 7 años y su exesposa, pero una bala en la cabeza le quitó la vida. Su hermano Manuel se llevó su cuerpo a Sicuani (Cusco) desde donde había partido luego de las fiestas de fin de año. El Instituto de Medicina Legal del Ministerio Público encontró en su cadáver la munición metálica o restos de proyectiles.
Eberth Mamani Arqui y Héctor Inquilla Mamani -estos dos últimos fallecieron en la toma del Centro Comercial Real Plaza de Juliaca- entre otros fallecidos, todos con edades que oscilaban entre los 30 y 50 años.
Rubén Fernando Mamani Muchica, de 55 años, según su cuenta en Facebook, estudió en la Gran Unidad Escolar »San Carlos» de Puno.

El policía de 29 años que era de Cusco
El suboficial de segunda PNP, José Luis Soncco Quispe, de 29 años, fue encontrado calcinado cerca a su vehículo de patrulla, en Juliaca, en la madrugada del día que se produjo el gran enfrentamiento. Una muchedumbre de más de 300 personas lo habría atacado en la noche cuando patrullaba junto a otro efectivo policial que logró escapar. Se desconocen aún las circunstancias del fallecimiento.
Los padres del joven oficial, sin embargo, culparon del enfrentamiento entre peruanos al gobierno y le pidieron a Dina Boluarte que renuncie y con ello ponga fin a «la matanza entre hermanos».
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