Una tablilla de la antigua Mesopotamia, del año 4000 A.C., es el primer registro histórico que se tiene de un matrimonio. Seis milenios después, esta institución ha atravesado por muchas transformaciones. Comenzó como un contrato entre el padre de la novia y el futuro esposo, en el que no intervenía ni el Estado, ni la Iglesia y, mucho menos, el amor. Según Stephanie Coontz, investigadora del tema, el Estado y la Iglesia entraron en la escena matrimonial, hace 2000 años; mientras que, el amor comienza a aparecer apenas en el siglo XX.
Actualmente, en la mayoría de países, existen dos clases de matrimonio: el civil y el religioso, entre los que no existe ningún tipo de interdependencia. Lo que sí es común es el debate y encono que genera la unión entre personas del mismo sexo. En la Iglesia Católica, por ejemplo, desde finales del año pasado, se han movido las aguas en torno a una decisión papal que ha pretendido ser benevolente con este tipo de parejas.
El Vaticano ha aprobado la bendición de parejas del mismo sexo, con la aclaración de que ello no equivale a un matrimonio; esto ha sido muy poco para los colectivos LGTBQ y, demasiado, para los sectores conservadores de la Iglesia. Ambas posturas eran de esperarse. Por un lado, los colectivos LGTBQ reclaman igualdad y esta decisión perpetúa las diferencias entre parejas homosexuales y heterosexuales.
Por otro lado, los católicos conservadores sostienen que la homosexualidad es un pecado y, por lo tanto, una bendición resulta contradictoria. En este punto, tenemos dos preguntas que caen de maduras. Primero, ¿por qué las parejas homosexuales demandan ser reconocidas por una Iglesia que las ha vejado históricamente? La respuesta puede estar en la mística – y muy respetable- relación que existe entre las personas y su fe. En este sentido, considero que la verdadera lucha debe dirigirse en demanda del matrimonio civil. Pues el Estado sí tienen la obligación de proteger los derechos de todos sin distinción. La segunda pregunta es, ¿dejará la Iglesia que este tema la divida aún más? Algunos especialistas ven esta situación como un punto de quiebre preocupante para la Iglesia. De hecho, ya se han pronunciado diversos grupos de sacerdotes en situación de rebeldía, pues se niegan a cumplir con el mandato papal.
Como se dijo, el matrimonio entre personas del mismo sexo genera polémica y tirria. En algunos casos, los cambios llegan; en otros, tardan. En nuestro país, como en todo, estos cambios se producen, pero, para mal.
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