De acuerdo con la plataforma SíseVe del Ministerio de Educación, entre enero y mayo de 2025, se reportaron 21 casos de bullying en Arequipa que incluyeron prácticas de ciberacoso. En 2024, el total fue de 118 casos, con una distribución equitativa entre varones y mujeres.

Este año, sin embargo, los varones representan el 52,38 % de los escolares agredidos, frente a un 47,62 % de mujeres. Aunque las cifras parecen balanceadas, los expertos coinciden en que los métodos de agresión y exposición varían según el género.

Estas cifras podrían ser solo la punta del iceberg, ya que muchos casos no llegan a denunciarse. El anonimato en redes como Instagram o TikTok dificulta rastrear a los agresores y frena la intervención inmediata.
Instagram y TikTok, los nuevos escenarios del Ciberbullying en Arequipa
La psicóloga clínica y educativa del niño y el adolescente, Daniela Mattos, advierte sobre el uso de redes sociales para difundir contenido que vulnera la dignidad de los escolares. “Ellos van creando Instagrams donde ponen confesiones con nombre y apellido, no les importa nada”, explicó.
Los agresores suelen borrar estas publicaciones tras lograr el alcance deseado, dificultando su rastreo. Muchas veces se utilizan historias efímeras que desaparecen en 24 horas, lo que hace casi imposible dejar pruebas permanentes.
Mattos también señala que estos actos se organizan en grupos, donde varios alumnos se turnan para crear contenido ofensivo o humillante. Aunque los colegios intentan intervenir, los agresores cambian de cuentas constantemente para evitar sanciones.
Dinámicas sociales: envidia, exposición sexual y anonimato
Uno de los motivos más frecuentes detrás del ciberbullying es el deseo de humillar públicamente a otro por envidia, celos o por cuestiones relacionadas con la orientación sexual. “Basta que una persona lo sepa, y empiezan a publicar”, explica Mattos.
La especialista también resalta que muchos adolescentes no hablan de sus familias, pero sí exponen sin filtros aspectos íntimos de sus compañeros. Los temas más frecuentes están vinculados al ámbito social y sexual.
Este comportamiento suele iniciar desde quinto de primaria y se extiende hasta tercero de secundaria. En cuarto y quinto, los conflictos se resuelven de forma más directa, sin recurrir tanto a redes sociales.
Diferencias entre ciberacoso según género y plataformas en Arequipa
Según Mattos, las mujeres son más activas al crear contenido ofensivo en redes sociales, mientras que los varones se limitan a mirar o compartirlo. “El grupo de chicos hace muy poco, más en mujeres… ellos miran, pero no crean contenido”, afirmó.
En el caso de los varones, el ciberbullying suele darse a través de juegos en línea, como Roblox, donde insultos o amenazas se hacen de forma más directa. Sin embargo, estos ataques también generan impactos emocionales graves.
La creación de cuentas falsas, la difusión de rumores y la exposición pública se ha convertido en una práctica común entre adolescentes, especialmente entre las mujeres, lo cual obliga a plantear estrategias diferenciadas de intervención.
¿Qué herramientas existen para frenar el ciberbullying?
Frente a esta problemática, el Estado ofrece mecanismos como el programa SíseVe, que permite activar acciones educativas, terapéuticas y legales desde la escuela. También existen sanciones como el servicio comunitario o derivación a centros especiales para los agresores.
Mattos explica que “el colegio tiene que intervenir, aunque el bullying sea fuera del colegio. Somos parte de la comunidad educativa”. Esto significa que cualquier acto cometido entre estudiantes, en entornos digitales, debe ser abordado institucionalmente.
El Ministerio de Justicia también exhorta a los padres a monitorear las redes sociales de sus hijos, proteger su información digital y evitar compartir imágenes comprometedoras. Prevenir empieza en casa, pero se consolida en comunidad. En Arequipa se está a tiempo de trabajar para que las cifras se reduzcan. Trabajar en la prevención de que nuevos agresores surjan, protegiendo la salud mental y el ambiente escolar en el que estas prácticas se crean es fundamental.
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