Nuevamente, el partido Fuerza Popular de Keiko Fujimori presenta y aprueba con la mayoría de sus votos una contrarreforma que permitirá a los congresistas realizar sus campañas políticas durante la semana de representación que pagamos todos los peruanos y rompiendo el principio de igualdad electoral.
Bajo la presidencia del fujimorista Fernando Rospigliosi, la Comisión de Constitución aprobó el predictamen que presentó otro fujimorista Arturo Alegría, para que con el dinero que se les asigna para viajes y viáticos en su semana de representación puedan hacer activismo político abierto, incluida su campaña política, incluso en las sesiones del Pleno.

La nueva disposición será incorporada en el artículo 25-A del Reglamento del Congreso, que ha sufrido cambios a lo largo de este periodo congresal como nunca antes.
Con 15 votos a favor, 5 en contra y 4 abstenciones, la Comisión de Constitución con la mayoría de legisladores de Fuerza Popular, ahora se podrán “expresar, defender y promover las posiciones ideológicas, programáticas y partidarias” sin que ello se considere una infracción al principio de neutralidad política.
«Es una falta de ética» denunció congresista Gladys Echaíz
La propuesta de reforma fue calificada por Gladys Echaíz de Honor y Democracia, de falta de ética, pero el fujimorismo impulsó y logró con sus aliados, este cambio que borra el principio de neutralidad política, frente a aquellos otros partidos que no teniendo congresistas tendrán que pagar los gastos que significa movilizarse para una campaña.
La semana de representación era una oportunidad para que los congresistas trabajen y velen por los intereses de los peruanos cuando viajaban a sus lugares de origen y ahora lo harán para hacer campaña.
Según el proyecto, aplicar el principio de neutralidad política a los parlamentarios “acarrea el menoscabo del principio de representación, el pluralismo ideológico y la libertad parlamentaria”. Y para los fujimoristas, “se trata de una garantía del sistema democrático representativo, no de un privilegio”.
Además, argumentan que “exigir neutralidad política a los congresistas equiparándolos con funcionarios del Ejecutivo distorsiona su rol”, subrayando que su función parlamentaria es eminentemente política, por lo que la exigencia de neutralidad no les es aplicable en los mismos términos”.
Los ciudadanos tendrían que escuchar discursos proselitistas
Los especialistas advierten que esta reforma abre la puerta al uso de recursos públicos con fines proselitistas cuando, en la semana de representación, debían rendir cuentas y recoger demandas ciudadanas, lo que ya no se asegura.
Para los críticos de la contrarreforma, “uno de los efectos es que los congresistas se conviertan en “voceros políticos plenos que transmitan abiertamente sus posiciones y programas políticos, lo que incrementa el alcance de las organizaciones políticas”. Esto socava abiertamente el principio de igualdad electoral.
Encima, advierten, la ciudadanía podría verse afectada por “la proliferación de discursos políticos individualistas”, lo que generaría confusión y desgaste del debate político.
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