TonaliAndes: Nueva creación del compositor Pedro Rodríguez

"En palabras del reconocido músico David Ruiz, el álbum de Pedro Rodríguez es una pregunta, una invitación, un alivio y, por qué no decirlo, una fiesta en el corazón"

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El compositor arequipeño Pedro Rodríguez ha lanzado su último álbum musical titulado TonaliAndes – Lapislázuli. Una experiencia que, en palabras del reconocido músico David Ruiz, “es una pregunta, una invitación, un alivio y, por qué no decirlo, una fiesta en el corazón”.

Pocas veces un disco nos ha hecho cuestionarnos tanto, cuestionar por ejemplo el cuánto sabemos de nuestra música sin caer en los manierismos de la pentatonalidad, tan recurrente y abusada; cuestionar también, por ejemplo, el hecho de porque todo este tiempo, luego del fenómeno musicológico de Trencito de los Andes, no esbozábamos una sonrisa aliviada luego del primer track; y es que cada pieza de este álbum es una pregunta, una invitación, un alivio y, por que no decirlo, una fiesta en el corazón”.

David Ruiz LlanosContrabajista de la Orquesta Sinfónica de Arequipa.

David continúa relatando la experiencia que deja el disco al oírlo. “El prólogo del disco, Carnaval de Paratía, abre este viaje con una tropa de quenas tan lúcidas y apremiantes que sorprende gratamente el guiño de la “Prague Strings”, pues si hablamos de ubicaciones reales entre las latitudes de cada conjunto, obviamente la separación entre Puno y Praga es considerable pero en este primer track de 1’50’’, la distancia se siente tan cerca que asombra, tan intensa que emociona y tan cálida que enamora”.

Un recuento del nuevo álbum de Pedro Rodríguez

Que grato fue toparme con los Carnavales Tritónicos, track 5 de este álbum, que nos lleva de la mano de una Tropa de pinkillos de Jaillihauya a Fantasía Chacallada, que llega sin aviso y sin permiso, con unas pertinentes cuerdas que co-protagonizan a un charango empoderado entrecruzándose con una armonía del siglo XX que hasta Persichetti envidiaría, todo esto revelándonos la omnímoda comunión de tan diversificada propuesta instrumental.

Pero, como el mismo nombre aduce, resulta ser el régimen fantástico de un espejismo de dicha momentánea, invitándonos a pasar a la trizteza con Pigmentum para luego traernos de la agonía, irónicamente, con Pusi, otro de los Carnavales Tritónicos que sirve de excusa para uno de los platos fuertes del disco: Totora, que se nos va metiendo por los pies hasta terminar en el alma, invadiéndonos con su propuesta caleidoscópica de la música vista desde un país tan diverso como el nuestro.

Pedro Rodriguez

Un fortepiano, valiéndose de acordes, esboza el discurso inicial asistido por un quinteto de cuerdas mientras un contrabajo, en pizzicato, ofrece relieve a un acordeón para luego discernir, en primera instancia. Una confrontación entre los instrumentos aerófonos que resulta ser, en vez de una pugna, un acto de complicidad donde los saxofones, aliados con una Tropa de sicuris de Conima, emprenden un tema que va desarrollándose con elementos nuevos en sus repeticiones intencionadas. Mientras que el plano de fondo, secundado por una fina percusión y una oportuna guitarra ayacuchana, encuentran la claridad para fundirse con el tutti. Dando así por concluida la primera de tres partes en que se divide esta inaugural entrega de TonaliAndes”.

Si la ucronía sonará, sonaría a Taquile Sunrise”.

Con Encantos en temple de sirena nuestro encuentro con la intimidad se hace plausible. Mostrándonos inequívocamente una tristeza, tan sincera, que no solo parece propia sino también encarnada. Vislumbrando con cada palabra el secreto nuestro, de todos, en todos los espacios y en todos los tiempos.

Pero una tristeza bella que nos abraza y nos consuela, como si de un canto arrullador se tratara; toda esta profundidad es contrastada con Taquile sunrise que acude a nosotros como pocas veces una obra lo hace, esgrimiendo las barreras de tal forma que nos brinda una experiencia inmersiva; donde, por ponerle un nombre, la fiesta de los sentidos se hace no solo razonable sino necesaria. Es por tanto que Taquile Sunrise, a mi humilde opinión, se gana el lugar de la obra más diáfana, exquisita, lúcida y mejor lograda de este álbum, pues manifiesto en estas líneas que: “Si la ucronía sonará, sonaría a Taquile Sunrise”.

Segunda parte de “Lapislázuli”

Nuestra cita con lo profundo, secreto y misterioso de la música del altiplano no se hace esperar y luego de la revelación de lo que fue Taquile Sunrise, viene a confrontarnos Sillajpata con un charango kirki en temple Capachica, cerrando de esta forma la segunda parte de “Lapislázuli”.

La tercera parte de este álbum de Pedro Rodríguez nos entrega una suite llamada Ultramar que bien podría ser el concepto entero de una producción aparte. Puesto que Preludio no solo encuentra un rincón en nuestra memoria para sobrecogernos en el reflexivo tejido de su contrapunto. Sino que, como bien señala el autor, es parte del binomio barroco, donde la Fuga, que es de lejos el caballo de batalla de esta tercera parte.

Nos invita a seguir su motivo principal por el entramado multicolor que forma esta orquestación propuesta. Encontrándonos en el camino con inesperadas influencias. Como por ejemplo: la rítmica disonante de Stravinsky, los ingeniosos strettos y cruces de voces de Bach y, por supuesto, los cromatismos de la escuela francesa de Ravel. Manifiesto que es en este momento en que la mimetización, adscrita en los diversos formatos instrumentales. Se hace indefinida en el corpus hermético de la música altiplánica. Se vuelve universal e incluso la escuchamos familiar, logrando así la ambrosía divina del ensamble soñado.

Fin del viaje con Pedro Rodríguez

Sicuri, con una tropa de sicuris de Conima, nos asiste a una despedida con sabor dulce, a un funeral sin amargos y sin lamentos, a una ceremonia de encuentro con el lapislázuli, con el ultramar, con el más allá que se siente tan íntima que bien podría confundirse propia. Esta pieza no solo mantiene la brújula del álbum en cuestión; sino que nos muestra cómo la música andina del altiplano puede evocarnos distintas emociones sin salir muy lejos de la simplicidad. Convocando en nosotros ese gen dormido dentro de nuestro ADN que hemos olvidado y a veces, ignorado. Sicuri es una mirada hacia nuestro interior, con asistencia de un guía experimentado. Para volver a nuestra infancia, a nuestros errores sin corrección. A nuestra melancolía sin hipocresías, a nuestro mar sin agua y a nuestro cerro sin nombre.

En la última parada de nuestro viaje, una canción nos aguarda solo para decirnos lo que ya somos, lo que siempre hemos sido. Y lo que seguramente aceptaremos ser en este paso hacia el ultramar. Errante ora con y para nosotros, en un canto de sosiego enternecedor, pero sin medrar el horizonte. Trazando en nuestra creencia de lo imposible y lo posible, un nuevo mapa, donde Paratía, Amantaní o Taquile se transforman, desde el Sur, en nuestro nuevo Norte.

Es importante recordar que Pedro Rodríguez ganó el concurso para la Canción del Bicentenario. Su disco de TonaliAndes – Lapislázuli está disponible en la Casa musical “Abarca”.

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Autor

  • Pamela Zárate M.

    Periodista y editora audiovisual. Culminó sus estudios en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa y se ha especializado en periodismo digital gracias a la formación de Google Adsense, Google News Initiative y la Fundación Gabo.

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