Violencia de género: ¿quién tiene la culpa?

"Horas más tarde, se tiene el espeluznante dato de la violencia involucrada: fueron 37 puñaladas asestadas contra Ana Paola Vargas Ramos"

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La noticia del asesinato de una estudiante dentro de su campus universitario consterna a toda la ciudad. Los detalles van llegando de a pocos por las redes sociales, hasta que se sabe que el asesino es su ex enamorado y que ha sido detenido por la Policía. Ella tenía 19 años; él, 18. Horas más tarde, se tiene el espeluznante dato de la violencia involucrada: fueron 37 puñaladas asestadas contra Ana Paola Vargas Ramos, quien se negaba a reiniciar su relación con el que se convertiría en su asesino. “¿Qué está pasando con la juventud de hoy?”, se preguntan muchos en las redes sociales.

Sería de esperarse que culpen al asesino o a la sociedad y sus taras machistas; pero no, aún hay quienes culpan a la víctima. Referiré un par de casos, para explicar este punto. Un caso lo ubicamos en las redes, allí, como suele suceder, no faltó quien se pusiera del lado del victimario. “Si una mujer quiere que la respeten se debe hacer respetar”, fue una de las frases indignantes que no dudó en espetar un sujeto “X”, quien, además, mandaba a callar a todo aquél que criticara su postura. Los datos del perfil no dejaban información suficiente como para sacarlo del anonimato.

El otro caso es más preocupante, pues se trata de un escolar de primaria. Su profesora se queda perpleja al escucharlo sugerir que la joven podía tener culpa de lo que pasó. “¿Y si ella lo terminó feo?”, respondió cuando su maestra le señaló que nadie merece morir así. Estos dos casos ponen en evidencia que hechos tan terribles como este, que cobran tanta notoriedad, deberían servir para reforzar mecanismos de prevención de la violencia.

Sobre estos dos casos en particular surgen más preguntas. Primero, ¿por qué un niño puede creer que la víctima de un asesinato hizo algo para merecerlo? Quizás, la pregunta más precisa sería: ¿de dónde sacó esa idea? Allí tenemos una estrategia pendiente de abordar: educar a los niños aún en contra de los valores negativos que reciben en casa.

En ese sentido, estamos fritos, ya que nuestro país va en sentido contrario, pues incluso el Congreso legisla para que sean los padres quienes dicten el contenido en las aulas, arrastrando todos sus prejuicios del hogar al colegio. Segundo, ¿por qué no existen mecanismos de alerta para identificar sujetos que alientan la violencia, para ponernos a buen recaudo de ellos? Tenemos casos de profesores que agredieron sexualmente a sus estudiantes y siguieron ejerciendo la docencia por muchos años. Por ello, es deseable que existan registros de abusadores y acosadores; así como, protocolos para denuncias que ofrezcan una respuesta eficiente y eficaz.

Lamentablemente, en un país caótico como el nuestro, todo ello solo es quimera.

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