Cuento finalista del XII Concurso Literario, “La Ășltima conferencia”

Con la publicaciĂłn de este cuento, finalizamos la de finalistas de esta categorĂ­a en el XII Concurso Literario de El BĂșho. Alisten plumas para la ediciĂłn 2024.

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Culminado en diciembre pasado, los resultados del XII Concurso Literario El BĂșho se dieron a conocer . Entre ellos, quedĂł como finalista en la categorĂ­a Cuento, la obra “La Ășltima conferencia” de un autor puneño bajo el seudĂłnimo de Crononauta. Otros 3 trabajos quedaron finalistas, entre ellos un ganador, cuya obra ya se publicĂł semanas atrĂĄs.

En esta ocasiĂłn, publicamos el cuento finalista mencionado, en estĂĄ pĂĄgina. Posteriormente serĂĄ publicado en una ediciĂłn impresa, junto a otros trabajos finalistas en el Concurso Literario El BĂșho.

El Jurado Calificador estuvo compuesto por los escritores Alfredo Herrera, Hugo Yuen y Jhemy Tineo.

Sobre el autor del cuento finalista

Jhener Pomacosi Mansilla (1988) puneño de nacimiento y moqueguano de corazĂłn. EstudiĂł Derecho, pero decidiĂł dedicarse a la literatura. Desempeñó mĂșltiples trabajos, entre ellos el de vendedor de libros y corrector de textos. Tiene un canal cultural en YouTube llamado Voces MĂșltiples donde publica videos de contenido literario. Pronto descubriĂł su pasiĂłn por la enseñanza.

En 2015 publicĂł el poemario Es mejor arder y en 2018 fundĂł el club de lectura Carpe Diem. Con la asociaciĂłn cultural Nuevos Paradigmas organizĂł en dos ocasiones el concurso de cuentos y microrrelatos Valle de Historias (2019 y 2021) e ingresĂł a estudiar EducaciĂłn en la UNSA para cumplir su sueño de ser profesor. En 2021 ganĂł el tercer lugar en los Juegos Florares de la UNSA con el cuento NĂĄufragos. En 2023 obtuvo una menciĂłn honrosa en el I Premio Regional de Literatura de Moquegua con el cuento Recuerdos de un volcĂĄn y recientemente fue finalista en el XII Concurso literario El BĂșho con el cuento La Ășltima conferencia. Actualmente estĂĄ preparando la publicaciĂłn de su primer libro de cuentos.

Cuento finalista Concurso Literario, “La Ășltima conferencia”

A las diez en punto de la mañana, en el auditorio de la Escuela de Física de la UNSA, la doctora Rivera dio inicio a su conferencia sobre la naturaleza del espacio-tiempo, varias veces anunciada en la Facultad de Ciencias Naturales. Después de una hora de arduas teorías y ecuaciones, finalizó con una frase enigmåtica:

—En conclusiĂłn, hasta ahora hemos vivido engañados. Los viajes en el tiempo sĂ­ son posibles, pero no de la forma que creĂ­amos.

La doctora abriĂł su laptop, pero antes de que pudiera presionar enter, un hombre entre el pĂșblico se puso de pie y pidiĂł la palabra.

—Doctora Rivera, felicitaciones por su conferencia. Solo tengo una pregunta: Âża quĂ© se refiere cuando dice que los viajes en el tiempo no son como creemos?

—VerĂĄ usted —respondiĂł la doctora—, si el tiempo es una sucesiĂłn de estados por los que pasa la materia, serĂ­a imposible deshacer lo que ya estĂĄ hecho, a menos que esa regresiĂłn valga por igual para todos los elementos existentes. La ciencia ficciĂłn, y en algunos casos la propia ciencia, nos han acostumbrado a creer que el viaje en el tiempo consiste en una mĂĄquina capaz de transportar a un individuo hacia el pasado o hacia el futuro, y que ese desplazamiento temporal incluye a todo el universo, excepto al tripulante de la mĂĄquina, por lo que este crononauta o viajero del tiempo podrĂ­a interactuar con otras personas e incluso encontrarse con otra versiĂłn de sĂ­ mismo, siendo en todo momento consciente de no pertenecer a esa lĂ­nea temporal; pero casi nadie reparĂł en el detalle mĂĄs obvio: que la materia de la que estĂĄ hecho el cuerpo del crononauta tambiĂ©n es parte del universo, y eso no cambia por mucho que se encierre en una mĂĄquina de avanzada estructura y composiciĂłn, porque el material de la mĂĄquina tambiĂ©n es parte del universo.

El auditorio quedĂł en silencio, algunas cabezas se miraron curiosas. La doctora cerrĂł su laptop y continuĂł explicando.

—Supongamos que tenemos una mĂĄquina del tiempo. En el momento en que el crononauta acciona el mecanismo para regresar o avanzar, el desplazamiento temporal tambiĂ©n lo incluirĂĄ a Ă©l, por lo que no serĂĄ consciente de estar viajando en el tiempo. Dicho de otro modo: si el crononauta decide viajar un dĂ­a hacia el pasado, simplemente retrocederĂĄ 23 horas, 56 minutos, 4 segundos y harĂĄ exactamente las mismas actividades hasta el momento en que accione el mecanismo que retrocede el tiempo, no lo estarĂĄ accionando de nuevo, porque la primera vez no existiĂł, tampoco tendrĂĄ recuerdos del Ășltimo dĂ­a vivido porque ese dĂ­a todavĂ­a no ocurriĂł; y si al contrario, el crononauta decide viajar un dĂ­a hacia el futuro, simplemente acelerarĂĄ 23 horas, 56 minutos, 4 segundos en un instante, sin saber que lo hizo, porque todo lo que debĂ­a suceder habrĂĄ sucedido, y Ă©l conservarĂĄ el recuerdo de todo lo que pasĂł en ese nuevo dĂ­a. En ningĂșn caso serĂĄ consciente del desplazamiento temporal. SerĂĄ como si nunca hubiera viajado en el tiempo. De esta forma tambiĂ©n se eliminan paradojas como la del abuelo, porque nadie podrĂ­a ir antes de su propio nacimiento.

Otro señor de saco y corbata se puso de pie.

—Doctora, ¿está diciendo que los deterministas tenían razón y que el futuro es inalterable como el pasado?

—No es eso lo que digo, y lamentablemente no podemos saberlo. Si el futuro cambia dependiendo de nuestras acciones o si cualquier acciĂłn estaba destinada a suceder, es algo imposible de demostrar, los argumentos o evidencias que apoyan lo primero tambiĂ©n sirven para lo segundo.

—Pero doctora —intervino otro de los participantes—, usted acaba de decir que si retrocedemos en el tiempo, todo se repetiría exactamente igual que antes. ¿Eso no demostraría la existencia de un destino?

—No, porque en realidad nada se estarĂ­a repitiendo, todo estarĂ­a ocurriendo por primera vez. Lo mismo pasa si viajamos al futuro, no sabemos si todo lo sucedido en el intervalo de tiempo que adelantamos serĂĄ el resultado del azar o del destino, lo Ășnico que sabemos es que sucederĂĄ lo mismo que iba a suceder si no viajĂĄbamos en el tiempo.

—¡Entonces viajar en el tiempo resultaría lo mismo que no hacerlo! —protestaron varios participantes.

—Por desgracia así es —finalizó la doctora—. A eso me refería cuando dije que no es como creíamos. Si alguno de ustedes viaja al pasado o al futuro en este momento, seguirá aquí sin memoria de lo ocurrido. Tal vez alguno de nosotros es un viajero del tiempo y no lo sabe. Tal vez todos lo somos.

No hubo mĂĄs preguntas. La doctora abriĂł de nuevo su laptop y presionĂł enter.

A las diez en punto de la mañana, en el auditorio de la Escuela de Física de la UNSA, la doctora Rivera dio inicio a su conferencia sobre la naturaleza del espacio-tiempo, varias veces anunciada en la Facultad de Ciencias Naturales. Después de una hora de arduas teorías y ecuaciones, finalizó con una frase enigmåtica:

—En conclusiĂłn, hasta ahora hemos vivido engañados. Los viajes en el tiempo sĂ­ son posibles, pero no de la forma que creĂ­amos.

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Autor

  • Semanario El BĂșho

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