Majes Siguas o cómo traerse abajo un megaproyecto agroenergético

Uno de los proyectos más ambiciosos del sur del país que termina en manos del gobierno central, en total incertidumbre sobre su futuro y con millones de soles de inversión que nunca produjeron ninguna rentabilidad.

El proyecto integral Majes Siguas, que considera dos etapas, representa uno de los mayores fracasos de la gestión pública en Arequipa. En más de 13 años se ha evidenciado cómo, cada gobernador regional que se iba sucediendo en el cargo, fue incapaz de destrabar el proyecto paralizado desde entonces para que, finalmente, el Ejecutivo central acabe tomando el control.

Basta considerar cuánto costó el mantenimiento de la tuneladora, aquella máquina gigantesca que auguraba la concreción de la segunda etapa de Majes. Además de gastos de vigilancia en el campamento de Majes Siguas, y otros, solo en los primeros 14 meses, desde que el proyecto se paralizó luego de un brevísimo periodo de reactivación en 2017, se ha gastado millones de dólares.

“Es importante tener en cuenta que la paralización ha generado gastos de aproximadamente 29 millones de dólares”

Javier Velit, director general de Política e Inversión Privada del MEF, en declaraciones de marzo de 2019.

El Ing. Juan Retamozo, docente de UTP, elaboró un informe expuesto en 2023 en una conferencia magistral del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú. Aquí explicó cómo la paralización del proyecto impidió que se vendiera una producción agrícola valorizada en más de 850 millones de dólares al año. Además de beneficiar a un promedio de un millón de personas y producir 1 200 MW de energía eléctrica.

“Debido al retraso de Majes Siguas II a lo largo de este tiempo, el Perú desperdicia un costo de oportunidad importantísimo, el cual se traduce en la pérdida de US$ 1,000 millones al año y en la desaparición de 250 mil puestos de trabajo directos e indirectos, que bien podrían servir para dinamizar la economía de las comunidades aledañas y la región”

Ing. Juan Retamozo en conferencia magistral de agosto de 2023.

Gestiones que fracasaron con Majes Siguas II

Las competencias del proyecto Majes fueron transferidas al Gobierno Regional durante el gobierno de Alejandro Toledo, en 2003, en la gestión de Daniel Vera Ballón. Sobra decir que el avance en esa gestión fue prácticamente nulo.

En 2008, el Gobierno Regional del Cusco inició un proceso judicial contra el proyecto Majes Siguas II, durante la gestión de Juan Manuel Guillén. A pesar de esto, en junio del 2010, Alan García llega a Arequipa con una promesa que jamás cumplió. Pese a que en ese año se adjudicó la concesión de la obra al consorcio Cobra, los problemas con Cusco no habían terminado.

“Será realidad Majes Siguas II, se los juro”

Expresidente Alan García en junio del 2010 en el centro de convenciones Cerro Juli (Arequipa).

El conflicto con Espinar (Cusco) no cesó los años siguientes. Ante esto, Juan Manuel Guillén intentó poner paños fríos al tema para evitar que se bloquee legalmente la ejecución del proyecto. Una acción de amparo de los espinarenses había paralizado hasta entonces el proyecto.

“Quiero hacer un llamado al pueblo cusqueño, a sus autoridades e instituciones, para que una vez más compartamos, a través de Majes Siguas II,  objetivos y destino comunes”

Ex presidente regional de Arequipa, Juan Manuel Guillén, en 2012.

Aquí entra a tallar el expresidente Ollanta Humala, quien en una ceremonia realizada el 6 de febrero de 2014, coloca otra ‘primera piedra’, para dar inicio a la ejecución del proyecto. Pero como si fuera el destino de Majes Siguas II, nuevamente quedó paralizado.

Ollanta Humala, Majes Siguas II

Últimos intentos

En la gestión de Yamila Osorio, el proyecto se paralizó de manera repentina en 2017, y nunca más se volvió a tener un avance de ejecución sustancial. Incluso, la tuneladora a la que le pusieron su nombre, le cuesta millones de dólares de las arcas públicas para su mantenimiento, a pesar de que no tiene ninguna utilidad a causa del proyecto entrampado.

En noviembre del 2017, parecía que todo estaba nuevamente enrumbado, ya que el mandatario Pedro Pablo Kuczynski y Yamila Osorio anunciaron la construcción del Túnel Trasandino para el trasvase de aguas del río Apurímac y su posterior represamiento en Angostura. 

Pero ante la sorpresa de todos y con la sofisticada maquinaria ya en el campamento del proyecto, en diciembre de 2017 la concesionaria Angostura Siguas paralizó las obras. Adujeron que se debía actualizar el sistema de riego, ya que el aprobado en 2010 era obsoleto para la nueva tecnología. Propuso entonces la suscripción de una nueva adenda para el cambio tecnológico que implicaba una actualización de costos por 100 millones de dólares adicionales.

Luego de esto, todo lo que siguió fue una batalla administrativa-legal entre la concesionaria Angostura Siguas y el Gobierno Regional de Arequipa. La Adenda 13, principal discordia en estos últimos años, demoró años en aprobarse, incluso en medio de una controversia. Pero, a pesar de su aprobación a regañadientes, durante la gestión de Kimmberlee Gutiérrez, el proyecto permaneció en el mismo estado de abandono.

El final de Majes Siguas

Rohel Sánchez asume el Gobierno Regional, con la esperanza de ser la primera autoridad regional en lograr destrabar el proyecto. Lamentablemente, también fracasó, y consciente que el problema lo desbordaba, decide que el Ejecutivo asuma su administración.

En reunión con el viceministro de Gobernanza Territorial de la Presidencia del Consejo de Ministros, Paúl Caiguaray, Rohel Sánchez y otras autoridades llegaron a la conclusión que la única salida que tenían era trasladar la administración del proyecto al gobierno central.

El gobierno central se ha comprometido en devolver la administración del proyecto a la región, tras lograr su ejecución. Pero el titular del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Ángel Manero Campos, se sinceró al indicar que un posible arbitraje demoraría la ejecución del proyecto, cuatro años.

Concluido el arbitraje con la concesionaria, que aparenta un predecible fallo a favor de la empresa, recién podría abordarse el inicio de la ejecución del proyecto. Se empezaría con el proceso de Gobierno a Gobierno para la ejecución de obras en 2031, que durarían cuatro años, finalizando en 2035. Una estimación optimista, considerando el funcionamiento del sector público al momento de ejecutar proyectos millonarios.

De esta manera, el megaproyecto energético más ambicioso en Arequipa termina sus días entrampado y en manos del gobierno central, con total incertidumbre si en algún momento se logrará ejecutar.

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