Las lecciones de Melgar: se van a tener que acostumbrar

"En la capital van a tener que mirar más seguido al sur del Perú, porque allí, en la sierra que tanto desprecian, juega el mejor equipo del fútbol peruano"

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Lo siento, pero se van a tener que acostumbrar.

En la capital van a tener que mirar más seguido al sur del Perú, porque allí, en la sierra que tanto desprecian —Juan Carlos Oblitas y compañía, por ejemplo—, juega el mejor equipo del fútbol peruano: hombre por hombre, hagan la comparación y tendrán respuestas contundentes (acaso dolorosas).

Lo siento, pero se van a tener que acostumbrar.

Van a tener que aceptar que el 9 más importante del torneo local rechace las jugosas propuestas de Alianza Lima, Universitario y Sporting Cristal porque, ¡caso insólito!, no se deja endulzar por una prensa ombliguista —cáncer culpable del fracaso del fútbol peruano— que cree que los “grandes” sólo juegan en Lima.

Lo siento, pero las cosas con así. Van a tener que aceptar que el goleador de la Copa Sudamericana juegue en un equipo “chico” que fingen mirar por encima del hombro. Sin embargo, le temen —miren nomás la cara de Jesús Arias antes del partido del sábado pasado—: por eso las bombardas en las afueras del hotel donde se hospedaba el Melgar, durante la madrugada, por eso le cierran las tribunas a la hinchada visitante —¿no dicen que los rojinegros no tenemos hinchas?—, por eso amenazan de muerte al árbitro, por eso también —¡oh, justicia poética— dan pena (vergüenza ajena) en la Copa Libertadores de América.

En Arequipa, desde hace varios años, estamos acostumbrados a competir sin temores (a pesar de los tropezones insoslayables que son parte del fútbol). Por ejemplo: ir a Santiago para dejar fuera de la Libertadores a la U de Chile, ir a Caracas para dejar fuera de la copa al equipo local. Estamos acostumbrados a proponer de visita (empatar en Cali y en Porto Alegre, ganar en Montevideo). Este año que acaba nos permitió eliminar de la Sudamericana a Cienciano (el único club copero del Perú), a Racing Club de Avellaneda, Deportivo Cali e Inter de Porto Alegre.

En Arequipa, la casa de Melgar, sabemos que nuestro club no es el más popular del Perú ni el que tiene más hinchas. Somos, insisto, ese “equipo chico” que no tiene miedo de sentarse en la mesa de los grandes. De los grandes de verdad, los auténticos, los legendarios: aquellos clubes históricos del fútbol sudamericano.

El 2022 ha sido un año extraordinario para Melgar y hay que celebrarlo a pesar de que no ganamos el ansiado título nacional. A veces los clubes capitalinos nos enrostran sus copitas locales (las únicas que tienen, por supuesto) y se burlan diciendo que sólo poseemos dos campeonatos en más de cien años. No tienen la menor idea de lo complicado que es ir siempre contra la corriente y ganarle, además de a los rivales, a la prensa limeña y a los jueces domesticados.

El partido del sábado, en el estadio de Matute, deja muchas enseñanzas: el fútbol peruano va a seguir viviendo en la mentira mientras sigamos permitiendo que la injusticia, la componenda, el miedo y los intereses de la gran prensa deportiva sean los que manden. Se van a seguir repartiendo los campeonatos domésticos entre los mismos de siempre, a diestra y siniestra. Y luego irse de bruces en los torneos internacionales donde ya no hay jueces, periodistas ni sobones de por medio.

Se van a tener que acostumbrar a que les canten sus verdades: el fútbol bien jugado, el que le gusta a la gente, el que procura un mínimo goce estético ya no lo juega el supuesto “equipo del pueblo”. Otros los hacen mejor y lo van a seguir mejorando, día a día, año tras año. Van a tener que mirar más al sur para recuperar el talento perdido y para no encontrarse —horror de horrores— con un guardameta australiano que, con payasadas circenses, los devuelva a la realidad… a la nada.

Dato importante: El campeón del fútbol peruano lleva más de una década sin ganar un partido en la Copa Libertadores. El bicampeón del fútbol peruano descendió con justicia disputando un torneo que se jugó en la capital. No se podía, pues, pretextar nada (el calor de Sullana, la altura de Cusco, Huancayo o Arequipa, las malas canchas de los estadios provincianos, etcétera). El bicampeón del fútbol peruano volvió a primera gracias al TAS. Yo, la verdad, no me sentiría orgulloso de ser hincha de un club así.

El maestro Marcelo Bielsa, uno de los entrenadores más lúcidos del fútbol mundial siempre deja lecciones. Parábolas deportivas que en este momento son caricias para los corazones de los hinchas de Melgar. “… no se preocupen si no se premia un proceso que obtuvo menos de los que se merecía porque la injusticia es muy común. Pero tengan en cuenta que cuando se premia como bueno algo que no lo es, que es casual, eso es dañino para todos. Porque enseña, a todos los que observan, que el atajo te lleva al objetivo, y un atajo normalmente no te lleva al objetivo.

Decía que se van a tener que acostumbrar a ver victorias internacionales de equipos provincianos, mientras ustedes siguen haciendo el ridículo en la Libertadores.

Siempre fue así: ustedes y su prensa millonaria, obsecuente y mentirosa, nosotros y nuestros hinchas. Ya sabemos cómo es la nuez. Pero van a cambiar las cosas. Háganse a la idea.

¡Gracias, amado Melgar, por representar a mi patria: Arequipa!

“Desde niño me enseñaron a quererte: no me importa el periodismo ni la gente. La locura de estar siempre a tu lado. Dejo todo: no me importa el resultado”.

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