En la Biblioteca Nacional del Perú existe una copia fotostática de un manuscrito inédito sobre Arequipa. Fue escrito por el presbítero de Tenerife don Antonio de Pereyra y Ruiz, quien era el Sacristán Mayor de la Catedral de Arequipa en el siglo XIX.
El presbítero “rescata” este escrito de entre los miles de documentos que hay en la Biblioteca, fue Alejandro Lostaunau Ulloa (4 diciembre, 1904 – Lima), bibliotecario del Instituto Riva Agüero (IRA). Le hace una especie de prólogo explicativo al que denomina “El desconocido manuscrito de Pereyra y Ruiz sobre Arequipa”.
La obra es en sí una monografía histórica y geográfica que Pereyra y Ruiz escribió en 1816 y que reseña varios aspectos de la “Muy Noble y Muy Leal ciudad de Arequipa en el Reyno del Perú”. Según él mismo lo dice, su propósito no era otro que “saciar la curiosidad” de sus amigos en Europa sobre este hermoso suelo.
¿Qué es lo lo llevaba a escribir las noticias de Arequipa?
“No es mi ánimo escribir la historia de Arequipa cuando emprendo la obra de dar solo una noticia ligera de esta Provincia. Sus producciones, comercio, usos y costumbres, á que me estimula, no la vanagloria de que se me tenga por escritor en una obra desmerecedora de la luz pública. Si no solo, saciar la curiosidad de mis amigos Europeos, que desean saber la de este hermoso suelo. Moviendome tambien á esto mi gratitud á sus habitantes, ‘siempre grata y tierna en mi reconocimiento’ (sic)”.
Es pues este trabajo, cuando su autor dice al titularla, “Noticia de Arequipa”, un sinónimo de confidencia. El texto describe la ciudad y a sus ciudadanos; las costumbres y usos; las virtudes y defectos de los arequipeños y de la sociedad en general. También considera el comercio, las profesiones y oficios; la producción y también la arquitectura de la época.
Estas “noticias” debían llegar por barco desde Perú a España, travesías que duraban entre 35 a 40 días. Justamente por esos años se comenzaban a producir mejoras en el transporte marítimo, pero en tanto, la espera por las noticias debía suponer la paciencia e impaciencia del destinatario y del remitente por una respuesta.
De Arequipa ciudad
De acuerdo a lo que Antonio de Pereyra y Ruiz comenta, “La ciudad de Arequipa (á), una de las mas principales y hermosas de las que pueblan los vastos Paises del Perú. Está fundada en un sitio que tenía el mismo nombre el año de 1536, distante del mar 20 legüas. La fundó por los años de 1540 el Marqués Dn. Francisco Pizarro, quien fió esta comision á uno de sus Capitanes mas bizarros, y de su mayor confianza, llamado Pedro Anzures de Campo Redondo, natural de Cisneros (b) (sic)”.
Da una ubicación geográfica y de cómo se conocía al “alto monte” de la ciudad, el Misti. Sigue así su relato sobre Arequipa. “Está en los 16 grados y 13 minutos de latitud al Sur, situada en una gran Ilanúra á la falda de un alto Monte, que se eleva entre otros. Y de cuya elevacion hablare por separado. Conocido en eI dia por el nombre del Volcán de Arequipa; y es tradicion constante que reventó en tiempo de la gentilidad (sic)”.
También refiere –en llamada de pie de página- la historia del origen del nombre de Arequipa, de lo que mucho se ha hablado y no ha dejado de hacerse.
“El temperamento de Arequipa es bastante seco y sus ayres muy puros y sanos”
(Arequipa) “(á) Es voz tomada de la Iengüa Yndica, en cuyo idioma Arecquepai quiere decir: si os está bien quedaos ahi: cuya expresion fue dicha por el Ynca á sus soldados quando al llegar estos aqui mostraron gran complacencia al ver tan despejado Cielo, y tan espacioso Valle”.
También se refiere al escudo de Arequipa, símbolo de la “patria chica”. “El titulo de Ciudad, y Armas, que son, un Volcán arrojando humo, á su falda un Rio, y por timbre un Grifo con una. Bandera, y en ella un letrero que dice Yo el Rey (á), se las dió el Enperador Carlos Quinto; y los epitetos de Muy Noble y muy Leal, los Señores Reyes Felipe 2° y Felipe 3° (sic)”.
Y sigue en su relato sobre la historia y geografía de la ciudad. “Su temperamento aunque bastantemente seco, es muy benigno, y sus ayres muy puros y sanos. Asi es que viendo la admirable disposicion de este ameno terreno el cüarto Ynca del Perú Maita Capac para dar mayor fomento á sus naturales, pobló este Valle con tres mil familias que trajo al efecto de las Provincias inmediatas. Que no lograban este temple, ni fertilidad, fundando con ellas cüatro ó cinco pueblos bien numerosos. Su Cielo es despejado: no hoy tempestades ni truenos: la nieve ni el granizo tampoco se vé caher en su suelo. No hay sabandíjas ponzoñosas, ni animales nocívos (sic)”.
¿Qué decía de los arequipeños “el desconocido manuscrito de Pereyra y Ruiz”?
Alejandro Lostaunau Ulloa, el “descubridor” de la monografía, -que bien podría titularse en nuestra época, “El desconocido manuscrito ‘del desconocido’ Presbítero Pereyra y Ruiz sobre Arequipa”- dice en su prólogo, “No tenemos noticia del autor, solamente las que consigna en su manuscrito”.
Y de su mano se conoce que el tinerfeño Antonio de Pereyra y Ruiz, además de ser el Sacristán Mayor de la Iglesia Catedral de Arequipa, era Visitador general del Oratorio. También Notario del Santo Oficio en ese Partido y las de los donantes del Cabildo Insular de Tenerife. Y que fué hijo de aquella Isla y que residió unos años en Arequipa en compañía del Obispo de la Encina natural de Tenerife.
Quizás por su función tuvo contacto con toda clase de personas en la ciudad, para que pudiera contar a sus amigos sobre los arequipeños. El dice que, “La gente Arequipeña es generalmente de buena estatura, de facciones labradas. Color blanco que tira á rubio, muy hálagüeña, poco afecta al interes. Y de corazon compasibo para todo forastero, quedandose todo escritor corto con respecto al general cariño de estos naturales. Siendo constante en esta parte, como lo ha hecho ver la experiencia en siete años que piso este suelo, á pesar de las contrariedades que ofrece la presente época contra los que hemos nacído aquí (sic)”.
Las virtudes de las arequipeñas
Habla también del carácter religioso de las arequipeñas, lo que les inquieta y gusta y de sus virtudes a propios y forasteros. De Pereyra y Ruiz refiere: “Bien persuadidas las Señoras de Arequipa de que el verdadero adorno de una Dama consiste, despues de la virtud Cristiana, que es el cimiento de todas, y el que las hace apreciables á la sociedad, es la Iectura, el dibujo, el piano y el manejo economico de sus Casas. Ninguna se desdeña en tomar con ahinco estos deberes, enseñando con su egemplo á otros pueblos que desconociendo esta virtud, se vanaglorían de ser eternas aciosas (activas). Creyendose hallarse bastantemente adornadas con el vestido y las alájas, que solo deslumbran al necio, pero que no atráe el aprecio del sensato”.
“No les enseña poco esta verdad el ver diariamente llegar á Arequipa los jovenes de Europa, que habiendo vivido anteriormente por largo tiempo en otros pueblos del Perú, de mas riqueza, y mas recreaciones, llega un dia que todo lo abandonan, y no bien entran en esta Ciudad, quando prendados de las virtudes ya dichas de estas Señoras, se unen á ellas, y se establecen para siempre aquí. No hace mucho vi llegar un exeicito que habiendo corrido en sus conquistas desde el Tucuman hasta esta provincia, siendo recibido por las Damas en las anteriores con bayles, refrescos, y guirnaldas á sus triunfos, llegaron solteros á Arequipa sus Oficiales, de donde á los ocho meses salieron muchos casados (sic)”.
Y cómo hablan los arequipeños
Siempre se ha dicho que el arequipeño tiene muy buena dicción, como también se ha reconocido su dejo peculiar. Y su manera de “tildar” las palabras al final de la última sílaba. Pereyra y Ruiz les cuenta de su percepción sobre el habla de los ciudadanos y hace referencia a los nombres provinciales. Probablemente lo dice por los nombres y apellidos quechuas o los derivados de este idioma que tanto se entremezcla en el común hablar de las personas. Aunque esto se está perdiendo.
“En Arequipa salo se habla la lengüa Castellana, pero con tanta finura, süavidad, y propiedad, como se pudiera en las Ciudades mas cultas de España: háy si sus nombres provinciales, como sucede en todas partes (á) .
La monografía del Sacristán Mayor de la Catedral de Arequipa es rica en información. Este es apenas un apunte referido a la ciudad y algo sobre sus ciudadanos. También trata de las milicias, de sus frutos y comercio, de los animales, hace referencia a los caballos, las mulas, los burros y las llamas y describe las funciones que desempeñan cada uno.
Cómo no, les cuenta a sus amigos con mucha preferencia y extensión sobre la Catedral. Sus funciones, privilegios, y usos; de las Subdelegaciones del Obispado de Arequipa; del Estado político, del indio, de la Arquitectura, de la Música. En referencia a este arte dice: “En efécto este cántico es tan general, que en todo el Perú le hay conocido con el nombre de Yaraví, tanto mas apreciable para sus habitantes, cüanto sea mas triste y lánguido (sic)”.
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