La pandemia llegó a Arequipa para causar los mayores estragos de las últimas décadas, que haya atestiguado esta ciudad. No solo ha golpeado la economía, y a la sociedad de varias maneras, sino que nos ha arrebatado más de 1 700 vidas, entre ellas, la de quienes han estado en la primera línea de batalla, entregando su propia vida en el afán de disminuir el impacto del coronavirus en la región.
Uno de ellos fue el periodista Hugo Condori Chambi, vinculado siempre a radio Yaraví, imagen infaltable en la familia de este medio de comunicación de gran popularidad en la región. Su trayectoria tiene una constante, un objetivo mayor que mantuvo incansable: la reivindicación de las clases sociales menos favorecidas. Fue notorio ese interés desde que fue catequista, muy joven. Posteriormente, como narra su incondicional compañero y colega Andrés Javier, conformó el grupo “Los Che” de marcado activismo social.
Desde el año 1978 hasta 1982, ya participaba activamente en los programas La Muralla y La Voz de la Esperanza, que posteriormente se llamaría Cristo Poblador. Una voz inconfundible había nacido para acompañar por casi cuatro décadas a los arequipeños.
Su compromiso social como comunicador se formó desde los ochenta, cuando fue secretario general del recién fundado pueblo joven Tomasa Tito Condemayta, en el distrito de Miraflores. La lucha social lo caracterizó siempre con perseverancia, su activismo se concretó en la edificación del local social Tomasa Tito Condemayta, además de hacer realidad los servicios de saneamiento en estos terrenos, entre otros ejemplos de su lucha por mejorar la calidad de vida de los pobladores. Hasta que llegó la pandemia.
En 1997, ya siendo una figura reconocida en la radio arequipeña, decidió involucrarse en la conformación del comité de Seguridad Ciudadana para hacer frente a la delincuencia, logrando en un trabajo conjunto con los vecinos de Miraflores, volver este distrito un lugar con mejores posibilidades para el futuro de la juventud de entonces.
Su trayectoria en radio Yaraví es conocida: director entre el 2004 y 2008, presidente de Amakella entre los años 2014 a 2018; además era el artífice del centro de investigación de la Encuestadora Amakella, la única en Arequipa que ofrecía garantía en la boca de urna electoral. Antes, fue coordinador macrorregional de las Radios Populares de la CNR, capacitador de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica Aler, además de colaborar estrechamente con la Asociación de Comunicación Calandria. Su trayectoria es pues, amplia y reconocida.
Personalmente atestigüé durante un año su dedicado trabajo, en el 2008 frente a radio Yaraví, y su ausencia se hará notar por mucho tiempo, ya que Yaraví, más que una radiodifusora, siempre fue esa familia de comunicadores con un compromiso social como estandarte.
Su muerte fue repentina. Su vocación lo había llevado a mantenerse, incluso sus últimos días de vida, frente al micrófono con el compromiso de informar bien. El 12 de julio el Comando Regional Covid dio la triste noticia, guardando un minuto de silencio en su nombre.
Un pediatra ejemplar de Arequipa
No es necesario recalcar que los médicos, por su profesión, están a diario expuestos a este virus. Hasta el momento, según el Sistema Integrado para covid-19 SICOVID-19, en Arequipa han fallecido por lo menos 8 médicos y 3 enfermeras, el Colegio Médico de Arequipa ya ha contabilizado más de 20.
Una de estas muertes fue la del director del Policlínico Metropolitano de EsSalud, Helbert Barriga Paredes a sus 66 años, el pasado 9 de julio. Desde estudiante ya sobresalía del resto de sus compañeros, en el colegio Independencia Americana de Arequipa, por su desempeño. Posteriormente, al concluir la secundaria no dudó en estudiar Medicina, carrera que siguió en la Universidad Nacional de San Agustín, realizando su internado en el hospital del Seguro Social (IPSS); luego, en el hospital Honorio Delgado Espinoza desarrolló su especialidad.
Tras haber ejercido 4 años como médico pediatra en el Hospital Minero Perú de Ilo, inició su trayectoria en el Seguro Social ingresando al Policlínico Metropolitano, donde desarrollaría el resto de su vida profesional.
La especialidad de pediatría le fue muy fácil, cuentan sus compañeros, ya que tenía un carisma especial con los niños, logrando que no temieran acudir a una consulta. Por esa razón, siempre fue un referente de esta especialidad, además de sus acertados diagnósticos.
Su trabajo en el Policlínico Metropolitano lo llevó a ascender a jefe médico quirúrgico en reiteradas ocasiones. En el 2006 asume la dirección del policlínico, donde sus colegas coinciden en calificar su gestión como eficiente. Duró 4 años en este cargo, lo que le valió volver a ser nombrado director en junio del 2018, ejerciendo el puesto con esmero hasta sus últimos días.
Un abogado con vocación de servicio a la PNP
Los miembros de la Policía Nacional del Perú también son los más expuestos al virus, al cumplir con la labor de resguardar las calles y procurar que se cumplan las normativas sobre la cuarentena. Uno de ellos, esforzado por cumplir esta labor hasta el final, es el mayor PNP Luis Padilla Arpita, jefe de la comisaría de Socabaya.
Luis también había concluido la carrera de Derecho, pero su vocación por la PNP lo llevó a continuar ascendiendo dentro de la institución. Es por eso que, entre sus logros, figura el haber formado parte de la División de Investigación Criminal (Divincri) en Lima, durante los años 2018 y 2019.
Posteriormente es destacado a Arequipa, para asumir la jefatura de la comisaría de Socabaya, como eje estratégico para disminuir los índices de delincuencia en este distrito. Aquí es donde, a inicios de julio termina infectándose con covid-19, mientras trabajaba con dedicación.
La historia del último mes de Luis es dramática ya que fallece el 15 de julio, dos semanas después que despidiera a su madre, también a causa del virus. Su salud decayó de pronto en sus últimos días, por lo que requería con urgencia ser entubado a un ventilador mecánico. En aquel momento fue imposible conseguir uno, por el colapso hospitalario. En su desesperación, envió mensajes de ayuda urgente a sus superiores, pidiendo que no lo dejaran morir.
“Mi general, se lo pido, necesito ventilador es de vida o muerte, por favor se lo suplico”, fue el último mensaje que por Whatsapp envió al general PNP Víctor Zanabria; el jefe de la Región Policial Arequipa. Finalmente, la ayuda no llegó y su cuerpo no resistió más. Así perdió su última lucha, pese a que combatió ferozmente junto a su familia, por más de dos semanas.
Su hija Giovanna Padilla lo despidió, mediante su cuenta de Facebook, con este sentido mensaje:
“Hoy partiste al lado de tu madre, me consuela saber que ella está cuidando de ti, que no estás solo; pero siento un inmenso dolor saber que no podré abrazarte jamás. Ya no te voy a volver a ver, parte de mi hoy se fue contigo, mi vida no volverá a ser la misma”
El Ángel de Yura en pandemia
Otra muerte que conmovió a muchos fue la del alcalde del distrito de Yura, Ángel Benavente Cáceres. A pesar que estuvo internado en la Unidad de Cuidados Intensivos, y propusieron llevarlo hasta Lima, no se consiguió salvarlo. Los tratamientos médicos no fueron suficientes para evitar que pierda la vida el pasado 12 de agosto.
Antes de ganar las elecciones en su distrito, Ángel se dedicaba a la ganadería, además de ser empresario y constructor. Muchos vecinos coinciden en resaltar su desprendimiento y solidaridad, incluso antes de ser una autoridad edil. Un ejemplo es la repartición de 5 mil canastas de víveres que hizo durante la pandemia. Al no ser suficiente las que la comuna distrital adquirió con el monto que transfirió el Ejecutivo con este fin, buscó como conseguir más.
Al iniciar julio fue internado en la clínica San Pablo diagnosticado con un cuadro de bronquitis;pero al no mostrar mejoría, fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital Honorio Delgado. Fue el 6 de julio, ya con la confirmación que el virus había afectado su organismo.
Cuando esta enfermedad terminó postrándolo en una camilla, el presidente Martín Vizcarra, durante su visita a Arequipa el domingo 19 de julio; anunció que uno de los primeros en ser trasladado mediante el puente aéreo a Lima sería el alcalde; el intento, sin embargo, no se pudo concretar, falleciendo en la sala de operaciones del hospital Honorio Delgado Espinoza.
Ángel resistió por más de un mes, pero la enfermedad terminó comprometiendo órganos vitales, que ni los cuidados médicos especializados pudieron revertir. Lo despidieron con el féretro recorriendo algunas calles de su distrito. Además, recibió un homenaje póstumo en la plaza principal de Ciudad de Dios. Luego, fue llevado a su natal Matagrayo, para por fin encontrar el descanso eterno en el cementerio de Yura Viejo.
* Versión web del informe original publicado en la revista El Búho, edición N° 76.
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