EL AMOR QUE TENGO A AREQUIPA Y A MI TEXAO, ES UN AMOR PERSEVERANTE (*)
Así, pretendo en Texao plasmar la más breve y rotunda definición de historia que conozco y que hace un siglo la dijo el poeta César A. Rodríguez (en el Prólogo al libro Leyenda Patria de Alberto Guillén): “sustanciar lo vivo de los acontecimientos muertos”. Y, en este intento, en este afán, he pasado mi vida trabajando con feliz apasionamiento como tratando de pasar al Misti, de grano en grano, de un lado al otro, ¡imagínense el atrevimiento y la locura!
En nuestra ciudad y su campiña me he sentido como un personaje que, puesto en el retablo artesanal que es nuestra Arequipa, he rebuscado por dentro hasta descubrir unos destellos de su historia y la he recorrido una y mil veces: leyéndola con mis pies y las sandalias memoriosas de todas las historias que de ella sé. Finalmente, permítanme incluir el siguiente poema que escribí en distintas etapas de mi itinerario y que, he leído con reiteración, como frases de aliento, acicate, o gritos de batalla para no cejar en el venturoso y prolongado empeño:
COMPROMISO DE LIBERTO
Después de cuarenta y cuatro años
de vida y trabajo intensos,
subordinado a mis padres,
a mis maestros, a mis alumnos,
a mi universidad:
me puedo sentar, libre,
en mi nueva biblioteca,
donde prometo hacer las obras
más importantes y bellas
sobre mi querida Arequipa
(que puedan salir de mi esfuerzo).
No me amilanarán ni lo
desmesurado de mis proyectos,
ni el volátil tiempo
que me quede de vida,
ni el tráfico de pasiones
que crucifican a los hombres
allende estos muros.
Tenderé a tener mi espíritu
con la misma blancura que estas
paredes de sillares caleados.
Abriré los ojos de mis entendederas
con la misma curiosidad
con que miran los ojos
de estos nobles maderos,
misma constancia y esfuerzo
con que los hombres y mujeres
de mi Arequipa manejaron
esta atuna, este arado, estas lampas,
esta reata, para ganarse el pan
con el sudor de su frente.
Tendré de las monjas catalinas
esta campana, que me recordará
que vivo entregado a una pasión
renunciando al mundo:
a sus honras y a sus pompas.
Quien llegue a esta habitación
beberá de las fuentes que yo bebo:
amor a la vida,
fervor por Arequipa,
devoción a la música y al toreo,
y una intermitente
-aunque incorregible-
afición al buen pisco de mi tierra.
Arequipa, 4 de agosto de 1989. Al jubilarme de la UNSA para dedicarme íntegramente a la investigación.
QUIERO
Quiero ser ese arequipeño
que Arequipa busca.
Quiero poder investigarla
descifrar y contar su historia
con todo mi ser
desde mis canas más hirsutas
hasta el duro callito
de mi dedo meñique
del pie derecho.
Quiero que por mí
hablen todos los que se fueron
sin poder decirnos algo
pero hicieron mucho
porque dieron ser y forma
a este blanco bordado por la libertad
en el azul añil del firmamento.
San Lázaro, 21 de mayo del 2016, 6. 26 de la madrugada.
(*) Juan Guillermo Carpio Muñoz en Texao. Arequipa y Mostajo. La Historia de un Pueblo y un Hombre
Tomo I. Págs. 44 – 46
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