Monedas y billetes de Arequipa: el Misti, el sillar y el paisaje en el dinero del siglo XIX

Las monedas y billetes de Arequipa se destacaban por su profundo arraigo regional, representación gráfica de la ciudad y un valor histórico, pues tienen una función como testigos concretos de la historia de Arequipa

Desde la Casa de Moneda hasta el Banco de Arequipa, la ciudad blanca ha sido partícipe de la historia numismática del Perú. Allí ha quedado impreso el regionalismo arequipeño, pues los símbolos de la ciudad, así como su nombre, eran protagonistas a la hora de la acuñación e impresión de las monedas y billetes.

Además de su riqueza cultural y paisajística, Arequipa también ha sido parte de la historia monetaria del Perú. En suelo arequipeño se acuñó monedas y se repartió billetes regionales, lo que también impulsó la economía regional, hasta posicionarse como la segunda del país en importancia.

La contribución numismática de la ceca de Arequipa

Arequipa albergó una ceca que operó durante el periodo del Estado Sud-Peruano, acuñando monedas de plata, desde 1837 hasta febrero de 1840. A pesar de su corta duración, esta ceca se destacó por producir monedas de diversas denominaciones, incluyendo medio real, 2 reales, 4 reales y 8 reales.

La Casa de la Moneda o ceca estuvo ubicada primero en los altos de la municipalidad de Arequipa y luego fue trasladada a la residencia del Marqués Don Blas de Quirós. Tras un periodo de decadencia, hoy es el lujoso Hotel Casa Andina.

Hotel Casa Andina fue la sede permanente de la ceca, sin embargo ya no están las máquinas originales. Las prensas y laminadoras se encuentran almacenadas en el museo municipal. 

La ceca de Arequipa estuvo siempre vinculada a los eventos políticos de la época. Comenzó su producción en 1837 y emitió monedas que llevaban símbolos y nombres de la ciudad, lo que reflejaba la identidad local en las piezas numismáticas. Sin embargo, su existencia se vio afectada por la agitación política del Estado Sud-Peruano que se desintegró en 1840.

Fin del Estado Sud-peruano y el declive de la ceca

Tras esta disolución, la ceca de Arequipa pasó a la administración del Estado Peruano, aunque con una producción numismática limitada. Las monedas acuñadas en esta ceca, especialmente las de 1839, son consideradas raras y valiosas. La escasez de estos ejemplares aumenta su valor histórico y coleccionable, ya que son testigos tangibles de un período de cambios en la región.

Monedas de la ceca de arequipa, están hechas de plata fueron víctimas de la plata pebble, lo cual redujo su valor y confianza.

Sin embargo, la ceca de Arequipa enfrentó desafíos que llevaron a su cierre en 1842, incluida la escasez de materiales para la acuñación. Esta dificultad, combinada con factores políticos y económicos, recopilados por el libro Historia de la Moneda del Perú publicado por el BCR, marcó el fin de su producción. La caída de la confederación y la desconfianza que generó la moneda de bajo nivel de metales preciosos, provocó el colapso de esta casa de moneda. 

Cada moneda acuñada en esta ceca cuenta la historia de un momento de transformación de la Arequipa del siglo XIX y preserva la memoria de un período de cambio y adaptación.

Ceca de emergencia: un intento fracasado

En el año 1885, la ciudad de Arequipa se encontraba en una situación crítica debido a la falta de monedas en circulación, lo que requirió soluciones ingeniosas. A diferencia de Cusco, que recurrió a la emisión de monedas “Astilladas”, Arequipa optó por las llamadas “borradas”. Esto implicaba cortar monedas en fragmentos más pequeños para obtener moneda fraccionaria, pero esta estrategia resultó ineficiente y desigual en términos de valor y calidad. Las monedas resultantes, de baja ley y posiblemente de origen boliviano, exhibían notables signos de desgaste, ilustrando la difícil situación económica y monetaria del momento.

Tambien en 1885 circulaban monedas de la ceca de Arequipa/ Moneda de 4 reales de 1838

En respuesta a la crisis de monedas, el presidente general Cáceres tomó medidas. El 1 de enero de 1885, en medio de esta emergencia, se emitió un decreto que establecía una ceca de emergencia en Arequipa. El objetivo era acuñar monedas de quinto y décimo de sol para aliviar los desafíos que afectaban al comercio y la economía local. Según el decreto, esta casa de moneda sería gestionada por particulares durante cinco años y se invitó a los interesados a presentar propuestas.

Enrique Gamboa presentó la única propuesta el 19 de enero. Luego de negociaciones sobre los términos, se aceptó su oferta y se firmó un contrato definitivo el 24 de enero de 1885. La ceca se estableció en un lugar vacío llamado “calle Santa Marta”, según un reporte en el diario “La Bolsa” del 17 de abril de 1885.

Fracaso de la nueva casa de moneda de Arequipa

Según Marco Torres, un experto numismático, la producción de la ceca de Arequipa comenzó con gran expectativa en abril de 1885. Las primeras monedas, los Quintos de Sol, entraron en circulación y se informó en el Diario La Bolsa que su calidad era similar a las acuñadas en Lima. Sin embargo, esta incursión de la ceca de emergencia enfrentó obstáculos.

Un informe de comisión reveló que las monedas no cumplían con los estándares de diseño, dimensiones y composición metálica requeridos. Según el libro “Historia de la moneda del Peru”, el 18 de abril, el Director de Hacienda designó una comisión compuesta por miembros prominentes del comercio y el gobierno de Arequipa para examinar la maquinaria, la cantidad de moneda producida diariamente, la calidad del grabado, el peso de cada moneda y su ley metálica.

1/5 de sol 1885 de Perú, moneda en extremo rara y con un valor alto según numismáticos

La comisión concluyó que las monedas no se ajustaban al diseño, dimensiones ni ley metálica adecuados, por lo que recomendaron el cierre de la ceca. Después de un breve período de actividad, la ceca de emergencia de Arequipa fue clausurada. El Consejo de Ministros emitió una resolución que incautó los cuños y el equipo utilizado en la producción de monedas. Así se puso fin a esta incursión en la historia monetaria del país.

Banco de Arequipa, portadores de la identidad arequipeña

En 1872, gracias a la visión de Ladislao de la Jara y Eduardo Poncignon, el Banco de Arequipa inició sus operaciones, estableciéndose como un símbolo histórico que fusionó la esencia financiera y cultural de la región. Más que meros medios de intercambio, los billetes emitidos por este banco encarnan la identidad local y reflejan la tenacidad en tiempos de desafíos económicos y políticos.

Billetes del banco de Arequipa, exhibidos en el Museo La Recoleta

Lo distintivo de los billetes del Banco de Arequipa es su cautivante representación gráfica de la ciudad. Desde valores modestos de 40 centavos hasta billetes de 500 soles, estas piezas monetarias exhiben imágenes que capturan las aracterísticas panorámicas de Arequipa, con el majestuoso volcán Misti de fondo. Según el libro “El Banco de Arequipa”, de López César, esta elección trasciende la estética y se convierte en un homenaje a la riqueza natural de la ciudad, reafirmando el compromiso del banco con la comunidad y su tierra.

Billetes impresos en Nueva York

Según el libro Historia de la Moneda del Perú, estos billetes fueron producidos en Nueva York por la Nacional Bank Note Company. Este traspaso transcontinental no fue meramente pragmático, sino que simbolizó la amplitud de la visión del Banco de Arequipa, que aspiraba a mantener altos estándares de calidad y prestigio en sus emisiones monetarias.

Los billetes del Banco de Arequipa superaron su función circulante para convertirse en testigos históricos. Capturaron la resiliencia de la ciudad durante momentos de adversidad económica y política. Las viñetas que inmortalizaron la imagen de la ciudad y su conexión con el banco, siguen siendo símbolos visuales que evocan una época y un lugar intrínsecamente unidos a la historia monetaria del país. Su narrativa visual sirve como un recordatorio tangible de un periodo que forjó la identidad de Arequipa y su importancia histórica en el contexto nacional.

De este billete solo se imprimieron 200, algunos afirman que con este billete era suficiente para comprar una casa y hasta una chacra entera

La evocadora narrativa de los billetes del Banco de Arequipa

Durante una época de auge económico y cultural en Arequipa, los billetes del banco se convirtieron en un lienzo que registraba hechos trascendentales. Entre ellos, destacaban la llegada del tren, la pujante actividad agrícola, el crecimiento urbano, la inauguración del nuevo banco, la riqueza local de los productos y la majestuosidad del volcán.

En el anverso de cada billete, se centraba la imagen de Ceres, la diosa de la agricultura y fertilidad. Presentada como una dama sentada con mirada melancólica, llevaba un peinado en forma de corona tejida con espigas de trigo. Su túnica caía hasta sus pies, y sostenía un haz de espigas en su mano derecha. A sus pies, descansaba un cuerno de la abundancia colmado de frutas.

Estas viñetas impresas servían como recordatorios tangibles y poderosos de un capítulo esencial en la historia monetaria y cultural de Arequipa.

En la mano derecha portaba una hoz, y en la izquierda, una espiga de trigo. Acompañando su figura, se apreciaban mazorcas de maíz y una caja fuerte que ostentaba el escudo de la ciudad de Arequipa. Al costado izquierdo, hombres laboraban en un campo de maíz, mientras al lado derecho, un tren de vapor cruzaba el puente de piedra de Uchumayo, rodeado de postes de telégrafo y una planta de zabila junto a la caja fuerte. En el fondo central, se perfilaba la ciudad, el puente de piedra, el Río Chili y el imponente Volcán Misti.

Esta composición visual de los billetes del Banco de Arequipa trascendía su mera función financiera. Cada uno de estos elementos transmitía la esencia de la época, plasmaba la conexión profunda con la tierra y la comunidad, y capturaba la identidad y la historia de la región en momentos de adversidad económica y política.

La inestabilidad del Banco de Arequipa

La existencia del Banco de Arequipa no estuvo exenta de desafíos, particularmente en la década de 1870. La inestabilidad política y los conflictos internos debilitaron la confianza en las instituciones financieras, incluido el propio banco. La guerra con Chile (1879-1884) exacerbó los problemas económicos y afectó su solidez financiera.

El banco también enfrentó la fluctuante política monetaria y la emisión excesiva de billetes por diversas entidades bancarias. Esto desencadenó desconfianza en la moneda y socavó la credibilidad de las instituciones financieras. Obligado a emitir más billetes para enfrentar demandas económicas, el Banco de Arequipa vio debilitada su posición.

El declive del Banco de Arequipa

La acumulación de deudas y préstamos riesgosos contribuyó al colapso del banco. A medida que la situación empeoraba, la calidad de sus activos disminuyó. Esto generó una crisis de liquidez y la pérdida de la confianza de los depositantes. La confianza en la capacidad del banco para respaldar sus billetes disminuyó, resultando en un retiro masivo de fondos y agravando su situación financiera.

A pesar del premio de casi el 4% por encima de otros billetes, los problemas regionales y el fin de la banca libre hizo cerrar el banco.

En medio de una crisis económica y desconfianza generalizada, el Banco de Arequipa colapsó en 1882, cerrando sus puertas y dejando un legado efímero en la historia financiera peruana. Los billetes que antes reflejaban con orgullo la imagen de Arequipa y el Volcán Misti se convirtieron en vestigios de un periodo turbulento. Aunque el banco luchó por mantenerse a flote en medio de desafíos abrumadores, finalmente cedió ante las fuerzas económicas y políticas. Dejando una historia de esperanza y desilusión en la Ciudad Blanca.

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