Son apenas un par de pasos que separan el patio de los salones en los pabellones del penal de Socabaya en la ciudad de Arequipa. El lugar, alejado del centro de la ciudad, a poco menos de una 1 hora de viaje, entre rejas y torres de vigilancia levantadas hace años, viven su día a día más de 2 mil presos. Ellos transitan, sin diferencias, entre pasillos angostos, oscuros, patios llenos de prendas lavadas y quehaceres de ocio para matar el tiempo. Pero hay un grupo entre ellos que encontraron un mejor quehacer para sus monótonos días: la lectura.
Los dos pabellones – de hombres y mujeres- cuentan con bibliotecas. Así, muchos de los que pasan largas temporadas en encierro, pueden acceder a libros para su lectura. Algunos, incluso incursionan en la escritura de poemas, de biografías, entre otras.
El viernes pasado, sin embargo, pasó algo diferente: a los dos pabellones, tanto de varones como de mujeres llegaron mediadores de lectura. Personas que acercan la lectura de libros, cómics, entre otros, a los internos.
En el caso de los varones, se juntaron en un salón apegado, sentados en sillas mirando como se leían los libros de Juan Acevedo. Preguntan, responden, participan. Algunos dicen que con la pandemia soñaron que los dejarían en libertad como en otros países. Muchos recuerdan comics de su pasado: Popeye, Superman, Tarzán y más. Otros leen novelas de autores reconocidos o ganadores del premio Nobel de literatura.
Lectura en el penal de mujeres
El pabellón de mujeres se encuentra al otro extremo del de varones. Un pasillo pequeño en un cuarto de no más de diez metros cuadrados se encuentra con un control riguroso, un par de vallas, y un caminito hacia una loza. En medio de casas prefabricadas, las internas hicieron un mural en honor a la lectura.
Cuentan muchas de ellas que les gusta la lectura, que escriben libros, que componen poemas. Muchas de ellas dicen que les gustaría escribir sobre sus padres, sobre su vida afuera, sobre los errores que han cometido. Aquí, podemos leer uno de los poemas que recitó Maribel:
“Lo más bonito es que uno a veces con la lectura de un libro y queda muy emocionado, muy impactado, le surgen muchas ideas, y pocas veces tiene la oportunidad de conocer al autor o a la autora y poder comentar con esas personas, su experiencia lectora” comenta Raúl Romero.
Así, los internos del penal de Socabaya en Arequipa, tendrán la posibilidad de conocer a Juan Acevedo y Wendy Ramos en noviembre. Muchos de ellos ven una oportunidad de compartir un gusto con los autores, el de la lectura.
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