Cada semana surgen más pruebas de un presunto conflicto de intereses que vincula directamente a Nicanor Boluarte con el gobierno de su hermana, Dina Boluarte. La presidenta niega rotundamente cualquier acto de corrupción en su gobierno, argumentando que su hermano no forma parte de su administración.
No obstante, existen pruebas e incluso un informe de la Contraloría que evidencian a sus allegados más cercanos obteniendo puestos en ministerios con jugosos salarios, además de nombramientos de prefectos y subprefectos a dedo con el propósito de fortalecer el partido político de Nicanor. Tal es el caso de su amigo de la infancia, Víctor Torres Merino, contratado durante el periodo en que Dina Boluarte ejercía como ministra de Desarrollo e Inclusión Social. Torres llevó a cabo ‘ejercicios laborales’, por los cuales cobró la suma de 35 mil soles por servicios prestados.
A pesar de ello, la presidenta ha responsabilizado a los profesores de no inculcar valores de honestidad a los escolares y que, por lo tanto, la corrupción persiste en el Perú.
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