En su 480 aniversario de fundación, Arequipa vive un momento único, entre la proximidad del Bicentenario de la República y la guerra contra la pandemia. Más allá de la emergencia, quedan cambios por hacer y errores que solucionar, de cara al mañana de nuestra ciudad.
El Bicentenario de la Independencia del PerĂş se impulsĂł como una oportunidad histĂłrica de cambios estructurales para la NaciĂłn. La crisis polĂtica actual, desde la vacancia de Kuczynski hasta la disoluciĂłn del Congreso, supusieron algunos retrasos manejables para el proyecto. Hasta la llegada de la pandemia.
Desde que la irrupciĂłn del SARS-CoV-2 en territorio peruano acapara esfuerzos pĂşblicos y privados para su contenciĂłn, la urgencia inicial por pertrechar el sistema de salud se sigue extendiendo hasta hoy. A ella se ha sumado una crisis econĂłmica sin precedentes en la historia nacional, producto de las medidas de contenciĂłn necesarias para tratar de evitar o ralentizar el contagio.
La fase más crĂtica de la emergencia sanitaria se revelĂł para Arequipa en julio y las primeras semanas de agosto. Personas con sĂntomas de la enfermedad abarrotaron las emergencias de los hospitales locales; mientras que su capacidad hospitalaria y de cuidados intensivos se mantenĂa saturada por una demanda de atenciĂłn sin precedentes.
A la par, cientos de pobladores abandonaban sus viviendas, apremiados por la bĂşsqueda de sustento y el encierro prolongado. La economĂa local se precarizĂł, dado el crecimiento del sector econĂłmico informal por el cierre de pequeñas empresas y despidos. Mientras que algunos empresarios abogaban por ampliar el reinicio de actividades econĂłmicas, en dĂas previos al mayor auge de la pandemia.
En medio de esta emergencia sanitaria, Arequipa llega al cuadragésimo octogésimo aniversario de su fundación, y enrumbada al Bicentenario, a la espera de cambios importantes. ¿Qué le espera a la ciudad?
EconomĂa expectante
Los últimos años no han sido del todo auspiciosos para Arequipa. Ya desde la etapa prepandemia, la competitividad regional pasaba por un lento declive, a la par que importantes proyectos de inversión permanecen entrampados o con avances imperceptibles.
Las proyecciones econĂłmicas anuncian una caĂda de hasta el 14% del Producto Bruto Interno (PBI) de la regiĂłn. Recuperar el movimiento econĂłmico tomarĂa hasta dos años, en el mejor de los casos. Si se produce un rebrote grave, el declive podrĂa extenderse hasta el 2024.
Pero la crisis originada por el covid-19 no es el Ăşnico lastre al que debe hacer frente Arequipa, de cara a la reactivaciĂłn econĂłmica. El divorcio entre las propias autoridades locales, sector empresarial y sociedad civil hacen que los esfuerzos por salir del fango sean aislados y sin una hoja de ruta comĂşn.
Para el economista Mauricio Meza Riquelme, los próximos años serán de total incertidumbre. No existen proyectos concretos de inversión pública para dinamizar Arequipa en el 2021. Es su conclusión tras conocer el plan de reactivación económica que aprobó el Gore y que presentó ante representantes de universidades, Consejo Regional de Decanos y la Cámara de Comercio e Industria de Arequipa.
En el paquete de obras para impulsar la región, predomina la ejecución de obras de mantenimiento y objetivos fuera de foco. El sustento utilizado para promover el plan se cimenta en indicadores del año 2018, ajenos al contexto actual propiciado por la emergencia sanitaria.
Tampoco existirĂa coherencia en el planteamiento. Se consignan una serie de brechas en sectores como salud o agricultura, que el propio plan no toma en cuenta. Para Meza, se pierde la oportunidad de atender estas necesidades, a la par que se reactiva la economĂa y la generaciĂłn de empleo inmediato en la regiĂłn.
“Se fijan objetivos genéricos. Por ejemplo, proponen “fortalecer la cadena alpaquera desde el proceso de acopio, selección, hilado y construcción de prendas conjuntamente en coordinación con la Gerencia de Agricultura y el Minagri”. La pregunta que le hago al Gobierno Regional es, ¿qué programa de acción o qué actividad tiene para fortalecer rápidamente la cadena alpaquera? Es bien cierto que es conveniente reactivarla, pero el plan no tiene absolutamente nada concreto”, explicó el economista.
En el rubro agrĂcola se propone impulsar la formalizaciĂłn de predios agrarios y respaldar crĂ©ditos. Sin embargo, el saneamiento de las propiedades y titulaciĂłn es un proceso a mediano plazo, que no aporta a la reactivaciĂłn de la economĂa en el corto plazo.
Sin un camino claro propuesto por la autoridad regional, el sector privado encamina la reactivaciĂłn como puede. Tanto ConstrucciĂłn como MinerĂa reiniciaron labores por su propia dinámica. La economĂa informal hace lo mismo a su modo, desbordada por despidos y la paralizaciĂłn de actividades; y a merced de riesgos para su salud.
Las faltas de consenso entre las propias autoridades y de voluntades polĂticas dejan el peso de la reactivaciĂłn en el sector privado. Empero, no será suficiente sin el acompañamiento de la inversiĂłn pĂşblica en el cierre de brechas.
“Una de las brechas en agricultura, declarada por el GRA, es que el 95% del sector tiene una brecha en represamiento de aguas, en lo que son irrigaciones agrĂcolas. Ellos mismos reconocen que son brechas donde ellos tienen funciones especĂficas de inversiĂłn. Si tomaran acciones inmediatas para atenderlo, su impacto serĂa inmediato, en producciĂłn agrĂcola y generaciĂłn de empleo. Sin embargo, esa informaciĂłn que la elabora el mismo GRA, no lo toman en cuenta en su plan de reactivaciĂłn. Es preocupante. El sector privado va a caminar solo en la medida que ellos mismos generen sus propias condiciones favorables, pero no cuenta con el Estado, porque el Gobierno Regional no toma en serio la reactivaciĂłn econĂłmica”, sostuvo Mauricio Meza.
En este contexto, ganan fuerza las propuestas de intervenciĂłn del gobierno nacional. Antes de la pandemia, las universidades de Arequipa presentaron un plan de desarrollo regional, solicitando la priorizaciĂłn de proyectos necesarios postergados o entrampados, como Angostura II o el Sistema Integrado de Transportes. Su propuesta sostiene que si hay incapacidad de gestiĂłn de la inversiĂłn, el proyecto debe pasar a los ministerios, como se evaluaba con Majes Siguas II.
Salud en apuros
El sector Salud, el otro gran frente abierto para Arequipa, superó semanas bajo máxima presión. No obstante, las exigencias que supuso el covid-19 no cesarán a breve plazo, y se proyectan una serie de complicaciones para los meses venideros, según detalló el subgerente regional de Salud, Ismael Cornejo Roselló.
A corto plazo, se prevĂ© el incremento en la mortalidad materna. En noviembre, mes con picos de partos, se registrarĂan más complicaciones en los nacimientos. La anemia tambiĂ©n tendrá un repunte, con el alza en su prevalencia entre menores de 6 a 36 meses. En adultos, la diabetes y la hipertensiĂłn arterial ganarán terreno.
En la administración del sistema sanitario, se advierte la ampliación de brechas en la capacitación del personal. La urgencia de la pandemia obligó a la implementación acelerada de equipos tecnológicos de punta; sin dar tiempo a la capacitación pertinente del personal. “Nos vamos a quedar con muchas unidades UCI sin médicos intensivistas, sin emergenciólogos, etc. Vamos a tener más equipos, pero personal nos va a faltar”, señaló Cornejo.
La intervenciĂłn del Ministerio de Salud en Arequipa reviviĂł el fantasma del centralismo burocrático. Esta cartera y la de EconomĂa y Finanzas, se hicieron gravitantes para la atenciĂłn de la pandemia. Se teme que la tendencia continĂşe y se corra el riesgo de una reconcentraciĂłn de poder en la administraciĂłn nacional, en detrimento de la descentralizaciĂłn.
Asimismo, la promesa de unificaciĂłn del sistema de salud es vista con escepticismo por Cornejo RosellĂł. De acuerdo con su análisis, existe el peligro de mayor fragmentaciĂłn. Tanto los establecimientos del Minsa, EsSalud y clĂnicas privadas mantienen procedimientos diferenciados que dificultan un trabajo interconectado. CalificĂł la propuesta de redes integradas como un canto de sirena. No por falta de voluntad, sino por un marco normativo que requiere reformas profundas.
El aspecto social tambiĂ©n repercutirá en Salud, como consecuencia de la precarizaciĂłn econĂłmica. La informalidad y subempleo están en auge y se prevĂ© que asĂ continĂşen en los prĂłximos años. Esto, añadido a las caracterĂsticas de la emergencia y el temor por el virus, repercute en la salud mental de la poblaciĂłn. Desde depresiĂłn hasta el aumento en los niveles de agresiĂłn.
“Nunca hemos tenido tantos actos de violencia. El otro dĂa un paciente atacĂł con piedras en el Centro de Salud de 4 de Octubre, porque habĂa solo un mĂ©dico y una enfermera. Ya la exacerbaciĂłn está llegando a lĂmites. Hay pánico, miedo y ansiedad”, acotĂł el mĂ©dico.
CiudadanĂa en Arequipa
Antes de la emergencia sanitaria, la sociedad civil era dĂ©bil y desvinculada de la polĂtica. Para el sociĂłlogo JosĂ© Luis Ramos Salinas, estas condiciones se agravarán, además de incrementarse las taras que se arrastraban de antes.
“Los vaticinios de que la pandemia iban a hacer que la gente reflexione, que a partir de allĂ se iba a construir una sociedad mejor, me parece que han pecado gravemente de optimistas. Creo que Arequipa es un buen ejemplo de que no va a ser asĂ”.
La ciudadanĂa se precariza más en contexto de emergencia, en un sálvese quien pueda. No solo a nivel individual, sino tambiĂ©n colectivo. A la crisis de organizaciones que se arrastra desde los noventas, se suman los efectos de la pandemia. Para Ramos Salinas, la poblaciĂłn no entendiĂł que el organizarse les habrĂa dado mejores armas para enfrentar la pandemia.
El machismo y el racismo encuentran en esta emergencia un caldo de cultivo. La violencia familiar se exacerbó durante el confinamiento. Mientras que algunos sectores señalaron a los migrantes nacionales como responsables del aumento de contagios, tildándolos de ignorantes y valiéndose de discursos que disimulan su racismo.
Las transformaciones estructurales que se esperaban para el Bicentenario tampoco serán tales. Escenarios de cambio propiciados por conflictos sociales requieren de organizaciones, que no existen o están debilitadas. Las expresiones de disconformidad que se ven en el paĂs son saqueos, arranques de violencia y desobediencia al toque de queda o al confinamiento. “Desgraciadamente somos un paĂs de malcriados. Acá nos revelamos jugando una pichanguita en la cuarentena, es la gran revuelta”, aseverĂł.
Estos comportamientos hacen menos probable cualquier posibilidad de mejora de cara a las prĂłximas elecciones nacionales, regionales y municipales. El sĂntoma de esto se evidenciĂł claramente en los Ăşltimos comicios locales, con las representaciones en todos los niveles.
“Este es un sálvense quien pueda, herencia del neoliberalismo de los noventa. Si la gente no se percata, y no hace nada por organizarse para afrontar los problemas, aquà será un quien puede, puede; y quien no, mala suerte. Eso va a hacer que, en estas elecciones, los candidatos van a ser tan desastrosos como en las anteriores”.
Aunque el escenario no es el Ăłptimo, existen posibilidades de mejora. Iniciativas de organizaciones sociales pueden hacer la diferencia. De acuerdo con Ramos Salinas, no es necesario que se trate de movimientos masivos. Pequeñas minorĂas organizadas pueden dar giros a la sociedad.
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