Mientras la pelea principal se protagoniza entre el presidente Castillo, Perú Libre y las bancadas de Renovación Popular, Acción Popular y Avanza País; el fujimorismo ejecuta su plan de gobierno a través del Congreso, tal como había advertido Keiko Fujimori allá por el 2016.
La estratégica Comisión de Constitución que preside Patricia Juárez, hoy alineada sin titubeos al fujimorismo, está haciendo su propia nueva Constitución; lo hace a través de una serie de reformas a la Carta Magna destinadas a debilitar la figura del Presidente de la República. Además, anular la potestad del ciudadano para pedir un referéndum, lo que no podrá invocarse ya para hacer -desde la otra orilla- una nueva Constitución.
Al mismo tiempo se fortalece el poder del Congreso para aprobar leyes sin acuerdo del Ejecutivo, vacar al presidente y evitar la posibilidad de un cierre congresal.
Todas estas modificaciones van, además, en contrasentido de las grandes reformas políticas que hemos estado esperando para mejorar el sistema de partidos. Quizás en su crisis terminal, este sistema se ha ido deteriorando de manera consistente, hasta convertir las contiendas electorales en caricaturas; y a sus protagonistas en actores de una farsa monumental.
Esa misma farsa que ejecuta doña Patricia Juárez, con nombres rimbombantes y opuestos al verdadero sentido de las normas producen a gran velocidad; urgidos para ejecutarlos antes que terminen estos tiempos desconcertantes y sin control de otros sectores que por ahora están enfrascados en su supervivencia,
Así pues, es momento de pedir explicaciones al fujimorismo y a Patricia Juárez que tienen el control de esa comisión y un plan para cambiar la naturaleza de la relación entre poderes del Estado, ¿con qué fin?
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