Seguramente el general Odría era católico, apostólico y… jaujino, pero como también era muy cazurro para realizar gestos populistas especialmente desde el día en que dio el golpe de Estado, estando en Arequipa en la mañana del 30 de octubre de 1948, es decir 3 días después de dar el golpe y horas antes de partir a Lima, visitó el templo de Caima, se hincó al pie del altar de la Virgen de la Candelaria de Caima, rezó contrito y, agradecido, ofreció enviarle al cura del lugar un valioso obsequio para la Mamita Candelaria. Hasta aquí: ¡qué piadoso el militarote!
¿Piadoso? ¡las huiflas o su agüelita! Jue a postrarse ante la Mamita, pero con bombos y platillos y numerosos periodistas y acompañado con un enorme séquito de viejos y nuevos incondicionales: los miembros del Estado Mayor, de su comando revolucionario y de los jefes y oficiales de las fuerzas armadas acantonadas en Arequipa. Adivina, adivinador: ¿para qué jue con tantos bombos y platillos y periodistas y séquito y sentimiento pío? Para que todo el mundo en Arequipa se enteren que jue a enco- mendarse a la principal devoción de esos diyas: la Mamita de Cayma; y digan, al enterarse, ¡Ay, qué piadoso general, tan devoto como nosotros!
A propósito, ¿qué diriya la Mamita Candelaria de Cayma al escuchar los rezos de Odriya, un añito después de escuchar los rezos de su engreyido José Luis Bustamante y Rivero, el padrino de su solemne y multitudinaria coronación? ¡Altos juicios de Dios!, deciya mi agüela cuando no queriya o no sabiya responder algo. Pero se m´i´hace que, por lo menos comentariya, echándole ojo al golpista Odriya: ¡A LA VIRGEN ROGANDO Y CON EL MAZO DANDO!
(En las citas textuales de esta obra se respeta la ortografía de los originales)
Juan Guillermo Carpio Muñoz
Texao. Arequipa y Mostajo. La Historia de un Pueblo y un Hombre
Tomo IX. Pág. 114
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