“Rescate en el Barrio Chino” treinta años después

"La puesta en escena de John Carpenter, tomando todos los clichés de las películas de serie B y convirtiéndolos en guiños familiares para el espectador, también se sostiene y deja en claro cuáles son sus intenciones"

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La otra tarde, Tere y yo buscábamos alguna película interesante para ver con Casi, alguna comedia ligera o alguna sencilla película de aventuras. Entonces recordé lo mucho que me había gustado, cuando tuve la edad de Casi precisamente, “Big Trouble in Little China” o “Rescate en el Barrio Chino” allá, a mediados de los ochenta.

Yo recordaba una película alucinante, ágil y divertida; pero cuando la volví a ver, casi treinta años después, la película había perdido bastante su brillo. La primera media hora, con los personajes adentrándose en una Chinatown subterránea y desconocida, me sigue pareciendo magistral. La aparición de ese impresionante villano llamado Lo-Pan, con sus uñas larguísimas y su palidez de momia, sigue siendo un punto a favor de la historia. La puesta en escena de John Carpenter, tomando todos los clichés de las películas de serie B y convirtiéndolos en guiños familiares para el espectador, también se sostiene y deja en claro cuáles son sus intenciones.

Pero lo que no se sostiene es el tratamiento de los personajes y el desarrollo de la trama. Se dirá (y tal vez con razón) que la película no tiene otra intención sino el entretenimiento y que analizarla con el lente de la crítica no es justo. Quizá sea así, en la hora y media que pasamos viéndola nos reímos y disfrutamos distendidamente el espectáculo fantástico de una Chinatown poblada de hechiceros y de seres mitológicos. Kurt Russell ofrece una actuación muy divertida haciendo de Jack Burton, el arrogante camionero que pasa de las supersticiones milenarias chinas: él sólo quiere rescatar su camión. Carpenter dijo después que su intención era crear un “John Wayne arrogante y disparatado”. El detalle de que vaya siempre con las botas puestas y desmontado de su caballo de 100 toneladas es impagable, pero el hecho de que él, el ciudadano americano blanco promedio, desbarate la mafia ancestral china que los propios ciudadanos chinos no habían podido destruir, es cuestionable.

Pero, en fin, no hay que sobreanalizar el cine de entretenimiento simple. “Big Trouble in Little China” cumple su cometido: hacerte pasar una hora y media de emoción y carcajadas. Y si, como yo, la viste en los ochenta, también de un poquito de nostalgia.

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