TikTok es una plataforma de video creada para el entretenimiento, para ello ofrece opciones de audio y video que permiten el desarrollo de contenido breve y creativo. A partir de 2020, la situación de confinamiento en época de pandemia fue el contexto preciso para que cobrara enorme popularidad, en diversos sectores de la población, convirtiéndose en un medio comercial y publicitario importante. Por excelencia, se la reconoce como la red social que debe utilizarse para llegar al público más joven. Como corresponde, los medios de comunicación tradicionales han comenzado a utilizarlo para la difusión de información; pero, lamentablemente, al mismo tiempo, se ha multiplicado la aparición de difusores empíricos de contenido que fungen de medios “noticiosos”. Esto último acarrea problemas informativos muy serios.
El formato de TikTok tiene características específicas diseñadas para el impulso de la creatividad y el impacto visual; lo cual es muy efectivo al momento de comunicar, pero no es suficiente si lo que queremos es informar adecuadamente. Y, como diría Cantinflas: allí está el problema, joven. En el caso de los tiktokeros “noticiosos” locales existen dos deficiencias. La primera es la falta de ajuste al formato. Algunos difusores de noticias utilizan TikTok con formatos de la televisión de los años 70: una persona de rostro adusto leyendo las noticias con un fondo casi plano y nada más -nada más. O, en el mejor de los casos, solo muestran la imagen general del lugar de la noticia, con una voz en off titubeante, explicando todo a medias. ¡Horror! No quiere decir que deban saturar sus mensajes de efectos visuales y sonoros; pero, no pueden ignorar las características de esta red: rapidez, impacto visual, amenidad. A donde fueras has lo que vieras, reza el refrán; y, si se pretende utilizar TikTok como medio de difusión es imprescindible ajustar el mensaje al tipo de lenguaje de la plataforma. Eso, claro, si queremos ampliar la difusión y no solo tener presencia.
La segunda deficiencia – y, en mi opinión, la más grave- está en la calidad de contenido. En la vieja escuela del periodismo ensañaban que la narración de una noticia comienza especificando qué, quién, cuándo, dónde, cómo, porqué y para qué. Las 4 primeras eran ineludibles. Si bien, el nuevo lenguaje noticioso en la web ha alterado esta regla, no deberían concebirse “noticias” en las que solo se presenten imágenes, sin informar acerca de lo que está sucediendo, dónde y cuándo. Lo grave es que la mayoría de los usuarios no repara esta omisión, asume que todas las noticias son recientes y que pertenecen a su localidad y, peor aún, las comparten como tal. Así, comienza a propalarse alertas en Arequipa, con una noticia de Michoacán de hace 3 años. O, creemos que los huelguistas tomaron nuevamente la carretera, porque el tiktokero no indicó la fecha en ningún lugar de su supuesta “noticia”.
El TikTok, como cualquier otro medio digital, es un canal válido para transmitir noticias periodísticas. Pero, no deberíamos llamar “noticia” a cualquier contenido que no ofrezca información suficiente. La diferencia está en que una verdadera noticia sí va a ser útil para quien la reciba.
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