Sobre “Máscaras de estación”, de Carlos Gabriel Montes

"la presencia de Carlos Gabriel Montes (1994) debe anotarse como un suceso que puede motivarnos a poner atención a las nuevas voces de la poesía cusqueña"

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Después de varios años, para no precisar si se trata de décadas, generaciones o promociones literarias, la región del Cusco, en el sur del Perú, parece entrar en un renovador proceso de creación poética. La aparición de escritores jóvenes que han empezado a publicar formalmente, es decir, en libros orgánicos, en editoriales formales ya sea independientes o no, a diferencia de lo que ha ido sucediendo en los últimos años, en los que la difusión literaria se concentró en redes sociales, revistas electrónicas, fanzines, sesiones de lectura o antologías antojadizas, marca también una nueva etapa del proceso cultural contemporáneo.

La región del Cusco es importante referente de la cultura peruana, incluso latinoamericana, ya que desde ahí se escribieron las primeras crónicas de la conquista y de ahí es Garcilaso de la Vega, el Inca, y también autores como Narciso Aréstegui o Clorinda Matto de Turner, iniciadores de la novela peruana, y fue centro de consolidación de la corriente indigenista. Es por ello, y otras razones, como que fue el eje cultural, político, económico y religioso de la cultura andina, que no se deja de poner atención a lo que va sucediendo en su ámbito, cuya influencia y sinergia se dan con regiones no menos importantes como Puno y Arequipa.

En este apretado contexto, la presencia de Carlos Gabriel Montes (1994) debe anotarse como un suceso que puede motivarnos a poner atención a las nuevas voces de la poesía cusqueña. Recién graduado de comunicador social por la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, Carlos Gabriel Montes, junto a Alba Rivas, sobresale en un grupo literario conformado por unos quince o veinte jóvenes quienes, a pesar del talento y entusiasmo, participación en lecturas públicas y revistas, no alcanzan a publicar aún un libro ni han obtenido premios como los que Carlos y Alba ya lo han conseguido.

Montes ha publicado su tercer libro, Máscaras de estación, con la editorial española Valparaíso (2023) y con ello ha dado un paso importante en su propio proceso de creación literaria y así poder instalarse en el panorama literario del país. No se trata de exagerado entusiasmo sino de hacer visible su presencia, en vista de que, además de mantener una actividad literaria sostenida, como muchos poetas jóvenes, tendrá que redoblar esfuerzo y energía para romper los círculos centralistas que aún se mantienen en el mundo cultural peruano.

Máscaras de estación puede calificarse como un libro experimental. Es propio de los procesos creativos juveniles que se ensaye en la forma y estructura de los poemas, y la propuesta de Carlos Gabriel Montes se enmarca en ese ejercicio. El libro se subdivide precisamente en las cuatro estaciones que occidente ha impuesto como estructura anual de los cambios de clima y lo de las máscaras se verá que se refiere a lo que esconde cada estación, cada clima, o aquello que sucede detrás de lo que conocemos como invierno, otoño, verano o primavera.

No es la única propuesta. Cada división, a la manera de una puesta teatral, que también implica el uso de máscaras, se proponen como actos, que a su vez se subdividen como escenas, en las que la actuación corresponde a una voz poética que se presenta, por decir de manera más acorde a una actuación, de distintas formas, ya sea como caligramas, o figuras concretas, como la de una vela flameando sobre un pedestal, que el poeta titula presagios.

Si bien la forma en que se presentan los poemas no son novedosas, hay muchísimos ejemplos al respecto, para el caso del libro de Carlos Gabriel Montes tiene significados que van más allá de la formalidad, pues entre líneas se puede leer un espíritu o concepción intimista del mundo: Hay alguien esperando la destrucción de la muerte,/ con la esperanza de descubrir algo que la haga sacudirse/ los huesos, tener su rostro reflejado/ en otro rostro, desviarse de su jornada cegadora.

Alguien tropieza con un nudo en la garganta, dice el poeta al inicio de otro de sus poemas y refleja así su acercamiento a la poesía surrealista, con la que parece sentirse más cómodo, pues hay muchos ejemplos en los que la palabra parece romper los límites de sus significados: Toda hoja es ave; toda mirada una puerta./ Los astros surcan los pies, el día nace por los sexos, del/ sudor de los cuerpos crece una planta de luz, luz que/ apaga distancias y vuelve ciegas las palabras.

El ciclo teórico de las estaciones climáticas guarda relación con el ritmo de los poemas del libro, del juego de imágenes y palabras (Arco eras. Arco eres. Arco iris. Arco serás) y el tono que se desencadena, como cantos breves, que permite una lectura cadenciosa del libro. Detrás de la forma ensayada por el poeta, se asiste al drama del ser humano por enfrentar, por ejemplo, la muerte, la soledad, o manifestar su algarabía ante la belleza y el amor. La poesía discurre segura, no es ajena al amor, a la incertidumbre, al fracaso, y, de manera especial, no es ajena al uso de la palabra, como un tema sobre el cual el poeta insiste en reflexionar.

Carlos Gabriel Montes obtuvo el premio de poesía del concurso regional que convoca el semanario arequipeño El Búho el año 2018 (Alba Rivas ha obtenido el premio en categoría crónica periodística del año 2024), uno de los más importantes del país y al que acceden especialmente escritores jóvenes. Ha concluido estudios de maestría en educación universitaria y, esperamos, que su consolidación le dé a la poesía cusqueña los aires de renovación y transformación que se espera.

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Alfredo Herrera Flores
Alfredo Herrera Flores
Alfredo Herrera Flores (Puno, 1965) es poeta, escritor y periodista. Obtuvo el Premio Copé de Oro de la VII Bienal de Poesía (1995) y fue finalista del premio internacional de poesía “Pilar Fernández Labrador”, de Sevilla, España (2016). En 2020 ganó el Concurso de Novela Corta "Julio Ramón Ribeyro" del BCRP y actualmente es director de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa de Arequipa

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