“Goo”, un álbum de Sonic Youth

"En la portada de “Goo” hallamos ese vacío, ese falso glamour que oculta una truculencia hasta cierto punto también banalizada"

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La entrada de Sonic Youth a la última década del siglo XX nos trajo como asunto crucial el sello de su viejo ideario underground: la banalidad de la cultura pop. En este caso, grabada bajo los trazos imperecederos de Raymond Pettibon. En la portada de “Goo” hallamos ese vacío, ese falso glamour que oculta una truculencia hasta cierto punto también banalizada. Es fascinante tejer nexos entre ese mundo de vacua fantasía que ofrece el arte del empaque del disco y los conceptos que se deslizan en el álbum: Scooter y Jinx dos adolescentes rabiosos que lo mismo montan sus skates como una banda de punk rock. El arte de Pettibon dice eso, pero también de alguna manera dice que a pesar de que Sonic Youth ahora lleva en la chamarra el parche de DGC (sello subsidiario de Geffen), siguen siendo los mismos muchachos mugrientos de siempre (mugriento se dice “grungy” en inglés, que casi, casi es una forma de decir Sub Pop en los ochenta).

No se crea que todo fue vino y rosas con DGC. Que lo cuente Lee Ranaldo quien, como un curtido representante, tuvo que pararse frente a los jefes de la corporación e ir negando una a una cada una de las “sugerencias” que les fueron dando. Pero vamos a ver, chico, ¿tiene que decir necesariamente “killed my parents” en la portada? Bueno, bueno, ¿y si aumentamos cinco dólares el precio de las entradas? Pero Kid Ranaldo, avezado púgil en esas lides, sorteó como un campeón todas las arremetidas de DGC.

No había necesidad de tanta preocupación, en realidad Sonic Youth estaba a punto de lanzar un álbum muy reconocible como suyo y que no iba a tener ningún problema en las ventas. “Goo” no es precisamente un álbum muy innovador. Sigue la estela planteada en “Daydream Nation”, aunque las colaboraciones e interpretaciones de Kim Gordon sí que apuntan alto y le confieren al disco un sentido político sólido y moderno.

Desde que el álbum arranca calmosamente con “Dirty Boots”, con ese sintetizador apenas audible en los primeros seis segundos, las finas guitarras que acompañan ese sonido y que se hacen ásperas después para dar paso a la voz juvenil y sónica de Thurston Moore, uno sabe que no hay sorpresas: es Sonic Youth haciendo lo que mejor sabe hacer, el noise en plena forma. A lo mejor uno siente que “Sister” o “Daydream Nation” fluyen más armónica y naturalmente que “Goo”, pero la firmeza de sus canciones y la plena libertad compositiva que se respira en todo el álbum, hacen de “Goo” una pieza imprescindible en cualquier colección.

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