Posiblemente derivado del quechua “chiri”, que significa frío o helado, el rumor de las aguas del Chili ha acompañado la historia de Arequipa, desde su ocupación inca, pasando por la fundación española, hasta los oscuros días de la pandemia.
Los puentes más antiguos, de factura colonial, son obviamente el Puente Grau y el Puente Bolognesi. A ellos se sumó el llamado “puente de fierro”, por donde pasaba el ferrocarril, hoy convertido en peatonal. Ya en el siglo XX llegaron los puentes San Martín en Vallecito y San Isidro en la variante de Uchumayo. Esto, por mencionar solo los más grandes. En el siglo XXI el faraónico Puente Chilina, de poco uso hasta el momento completan el panorama.
Bajo estos puentes discurren las aguas del Chili, menos abundantes desde que existe un sistema de represas en la arte alta, así como las hidroeléctricas de Charcani. Pero en época de lluvias, aun se puede ver las tumultuosas aguas color marrón, surcando la tradicional ciudad blanca.
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